En Tarragona, un verdadero tesoro gastronómico ha cautivado el corazón y el estómago de los locales: el Bar Cortijo. Los que frecuentan esta área, seguramente ya han sido inducidos a sumergirse en la experiencia única de desayunar en el Cortijo. Con más de cuatro décadas de historia, desde 1978, este establecimiento empezó como el refugio de los estibadores que anhelaban un desayuno sustancioso para encarar el día. No obstante, con los cambios en el puerto y la jubilación de la clientela original, los hermanos Masegosa, Luis y Santos, transformaron astutamente el negocio para adaptarse a los nuevos tiempos. Maite Escribà, más conocida como Top Catalan Restaurants, se adentra en el local para descubrirnos su historia y algunos de los platos icónicos.


El Bar Cortijo: esencia de la cocina local

La brillante intuición de Santos los condujo a una evolución significativa, introduciendo vinos naturales en el bar. Gracias a la influencia de personajes como Joan Ramon Escoda de Prenafeta y Laureano Serres del Pinell de Brai, empezó un viaje fascinante por pequeñas bodegas y ferias, revelando un mundo menos comercial y más auténtico. Cada botella habla con pasión, ofreciendo una visión honesta y profunda del territorio. Los horarios del Bar Cortijo (calle dels Rebolledo, 27) se extienden desde "temprano muy temprano" por la mañana hasta las 4 de la tarde. Aunque etiqueten la experiencia como un desayuno, se trata realmente de una comida sustanciosa que captura la esencia de la cocina local.

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Migas con huevo y chistorra / Foto: Raquel Sánchez

En el Bar Cortijo se introdujeron vinos naturales, que hablan con pasión, ofreciendo una visión honesta y profunda del territorio

Un toque especial del Bar Cortijo es su ausencia de carta, página web o QR. En lugar de eso, te animan a acercarte a la barra del fondo, donde el personal te dirá con entusiasmo: "Mira qué tenemos hoy". Estos platos se complementan con clásicos como las croquetas, el paté o las rillettes, creando una experiencia culinaria auténtica. En definitiva, un sitio con encanto, emblemático en Tarragona y uno de los más canalla de la zona.

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Paté casero del Bar Cortijo / Foto: Raquel Sánchez

En tu recorrido por el fondo del local, podrás admirar no solo el surtido variado, sino también la cocina, donde se gestan las delicias que te deleitarán. El Bar Cortijo no solo te invita a comer, sino a sumergirte en una terapia culinaria donde los momentos compartidos con aquellos que amas, se transforman en tan esenciales como los sabores que te ofrecen. Un viaje gastronómico al Bar Cortijo es una inmersión auténtica a la riqueza de Tarragona, donde cada mordisco es una conexión con la historia, la pasión y la tradición culinaria.

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Uno de los postres del Cortijo es la coca de manzana / Foto: Raquel Sánchez

Un viaje gastronómico al Bar Cortijo es una inmersión auténtica a la riqueza de Tarragona

Junto a la calle del mar y de la plaza de los Carros, los precios son aptos para todos los bolsillos. Tantas persianas históricas bajadas, hace falta dar un empuje y un poco de alegría a los establecimientos de pueblo o barrio como el Bar Cortijo. Además, si los estómagos quedan bien contentos y satisfechos, ¿qué más queremos? No engañemos si aseguramos que, pase quien pase, disfrutará comiendo, sobre todo cuando haces uno de aquellos aperitivos después de los que ya ni comes.