Una de las cosas más preciadas de las que se pueden sentir orgullosos los cocineros de nuestro país es el hecho de hacer felices a los comensales a través de sus manos, su ingenio y su talento. En una palabra: emocionar. De hecho, este es el nombre del restaurante que desde @topcatalanrestaurants visitamos. El restaurante Emocionar es un local con menos de diez mesas y cocina a la vista que recupera, con orgullo y sensibilidad, el espíritu de un proyecto familiar iniciado hace más de cincuenta años. En un barrio como el del Farró, donde predominan el sushi y las hamburguesas, cuesta encontrar propuestas que apuesten por el producto de temporada, la cocina de mercado y la calidez de un servicio próximo. Y justamente eso es lo que hemos venido a buscar —y hemos encontrado— en esta ocasión.
Los hermanos Àlex y Sergi López Monné abrieron Emocionar en diciembre del 2020, empujados por una vocación que fue emergiendo con el tiempo. Inspirados por el restaurante que su tío Enric Monné había fundado en la Barcelona de los años 70 —el mítico 18 d'Octubre—, han sabido reinterpretar aquella esencia con una mirada actual e íntima. El 18 d'Octubre fue un espacio pionero a fusionar cocina tradicional catalana con la nouvelle cuisine, y un punto de encuentro para artistas y figuras del mundo cultural barcelonés de los años 70 y 80. Hoy, este espíritu se mantiene vivo en el nombre, la cocina e incluso en un cuadro colgado en la pared, donde justamente nos sentamos nosotros.
Su propuesta gastronómica parte de la cocina catalana y de las abuelas, llevada a los tiempos de hoy, con algunas técnicas contemporáneas e influencias de otras culturas, pero siempre con la esencia del producto de temporada y la cocina de mercado como guía. Y todo eso se hace evidente tan pronto como entras en el local de la calle de Saragossa 122, en el mismo espacio que había ocupado el clásico restaurante La Florentina.
La iluminación es tenue, cálida, y la decoración está cuidada hasta el detalle, con un estilo muy personal. Sergi, licenciado en turismo, con experiencia en hoteles como Alma Barcelona o el Intercontinental de San Francisco, acompaña el servicio con pasión, conocimiento y proximidad. Àlex, por su parte, dejó la carrera de derecho para seguir su verdadera vocación. Se formó en la Escuela Hofmann y trabajó en diferentes cocinas antes de hacer realidad su sueño.
Probamos algunos de los platos más emblemáticos de la casa: un sorprendente falso tartar de atún hecho con sandía, las deliciosas gyozas de boixafarra con setas y aceite de membrillo, unos raviolis hechos a mano de espinacas y albahaca con sobrasada y miel, y un steak tartar cortado en cuchillo con tostadas.
De postres, dos auténticas delicias: un pastel de queso y limón con toques de vainilla, y un púdin de torrijas flameadas con ron y helado de vainilla con nueces pecan.
Emocionar hace honor a su nombre: emociona porque es honesto, porque es familiar y porque mantiene viva una herencia culinaria que conecta generaciones. En medio de una ciudad cada vez más homogénea y masificada, encontrar una propuesta como esta es un lujo.