La temporada de setas de este año ha empezado muy tímidamente en Catalunya, por no decir que no ha empezado. La falta de lluvias en agosto y las elevadas temperaturas están retrasando la temporada en muchos lugares del país, como el Berguedà, donde los bosques están secos. Otras zonas como el Alt Urgell, más próximo a Andorra, los últimos chaparrones y las bajas temperaturas han propiciado la salida de algún boletus y de alguna melena de león. De momento, sin embargo, tendremos que esperar unos días para ver si el agua caída ha sido suficiente para poder llenar el cesto. Los buscadores de setas ya dan por perdida la mitad de la temporada y todo hace pensar que si no llueve, la cosa no mejorará. En el Ripollès han salido cuatro níscalos, pero en la Cerdanya nos alertan de que brillan por su ausencia y con respecto a Andorra, se ven cuatro boletus a pie de pista y algún níscalo en la falda del Casamanya.

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Boletus

Por otra parte, las lluvias que podrían salvar la temporada tendrían que ser finas y continuadas, de nada sirve que caiga mucha agua en poco espacio de tiempo; las setas necesitan humedad de manera permanente. Hay que contar tres semanas a partir de las lluvias para que las setas empiecen a salir. Por lo tanto, la lluvia es urgente, no sea que el frío venga antes de tiempo; pues, con la primera helada, se acabaría la temporada.

Cepas|Vides dos

Boletus

Paseando por Riu Fred, me encuentro al Farràs de Cal Vinyals, experto buscador de setas y vecino del valle de La Vansa. Le pregunto: "Qué, Vinyals, ¿cómo va la cosa?". "Mira —y me señala una bolsa que lleva en el asiento de al lado—, seguro que nunca has probado algo tan bueno", me dice. Ya me relamo y pienso, ingenuo de mí, que trae setas recién cogidas. De repente, de la bolsa me saca un lustroso tomate y dice: "Verás lo que hace el agua de La Vansa, ya me dirás", y me da un tomate de un tamaño exagerado para la época, sorprendido le doy las gracias y le comento que bajo de las montañas y, nada de nada. Dice que las setas tendrían que empezar a salir ahora, pero como no llueve, se secará todo y a empezar el ciclo otra vez, concluye: "Si cae algún chaparrón, veremos algo; si no, nada". ¡Pues ya lo sabéis!

mURGA

Colmenilla

Catalunya es un país eminentemente micófilo, el tema de las setas es un tema de estado y el país podría entrar en crisis por falta de setas. Se calcula que hay cerca de dos millones de buscadores de setas pisando anualmente el bosque, y como ejemplo y según el Observatori Forestal Català, por provincias, Lleida tiene la mayor producción de setas, con una media de unas 1.500 toneladas y un valor de 6,2 millones de euros anuales. Las 22 ferias que se celebran en el país relacionadas con las setas avalan esta fijación, entre las cuales destacan la Fira del Tastet de Vilada, la Fira del Bolet de Cantonigròs, la Fira de la Llenega de Cardona, la Fira Tocats del Bolet en Montmajor, la Festa del Bolet en Guardiola de Berguedà, el Bergabolet en Berga y el Mercat del Bolet en Cal Rosal, entre muchas más.

Higróforo blanco

Llanega blanca

Para más inri, Xavi Petràs, de Bolets Petràs de la Boqueria, nos informa oficialmente a La Gourmetería de que ha sido el peor comienzo de temporada de los últimos años. Me comenta que las próximas semanas comeremos lo que se ha cogido hace días, boletus que se han encontrado a mucha altura, sobre todo, de fuera de Catalunya, y algún níscalo del Ripollès. Deduce que si no vienen lluvias y se mantiene este calor, quizás este año no vuelven a salir setas en nuestra tierra.

A causa de la falta de setas del país, Petràs traerá boletus de Francia, España o Bulgaria; trompetas amarillas de Suecia; los rebozuelos vendrán de Lituania y países del Este, y, finalmente, la seta más esperada, el níscalo, vendrá mayoritariamente de Soria, saldrá esta semana y se espera una buena cosecha, pero, desgraciadamente, y a causa también de la falta de lluvia, saldrán con algunos gusanos.

Llegados a este punto, solamente nos queda invocar a los dioses con la danza de la lluvia y esperar; como se dice en catalán: "Si a l’octubre plou, el rovelló es mou” (Si en octubre llueve, el níscalo se mueve).