Los productores tienen que poner especial atención para que sus alimentos lleguen en las mejores condiciones al mercado, cuidando la cadena de frío para que se mantengan dentro del intervalo de temperaturas que optimiza su conservación. Tanta vigilancia para respetar la calidad se echa por tierra a veces cuando el producto llega a las manos del consumidor. Ya desde el propio establecimiento, uno de los errores más habituales que cometemos es ir a comprar refrigerados o congelados y no llevar con nosotros una bolsa térmica que mitigue las consecuencias del cambio de temperatura que sucede durante el transporte hasta la nevera o el congelador doméstico.

Una bolsa térmica nos ayuda a conservar mejor el pescado

Pescado
Pescado / Fuente: Unsplash

En el caso del pescado fresco, si el mismo se va a consumir en el día no es necesario poner un especial cuidado. No obstante, por las rutinas del mundo moderno es frecuente que no podamos realizar la compra la misma jornada en que vamos a prepararlo y la opción de congelarlo tampoco parece la mejor alternativa si tenemos pensado ponerlo sobre la mesa en el menú del día después. Entonces es cuando nos hacemos la pregunta: ¿cómo conservar el pescado fresco durante más tiempo

Pescado fresco
Pescado fresco / Fuente: Unsplash

Hay pequeños detalles que debemos tener en cuenta a la hora de conservar el pescado fresco durante más tiempo:

  • Cuanto antes lo compres, mejor. Como dice el refrán, a quien madruga dios le ayuda, y nunca mejor dicho. Lo habitual es encontrar el mejor pescado a primera hora de la mañana, pero esto no siempre es posible por motivos de disponibilidad horaria. También es verdad que a última hora puedes encontrar ofertas suculentas, pero también deberás asegurarte de la calidad del pescado.

  • Cuanto menos tiempo fuera de la nevera, mejor. El pescado debe permanecer el menor tiempo posible sin refrigerar, por lo que deberá ser lo último que compres antes de marcharte a casa siempre que sea posible. Te recomendamos que, cuando vayas a preparar pescado, lo compres en el momento y lo lleves directamente a casa. 

  • Fíjate en la procedencia del pescado. El etiquetado del pescado ya es obligatorio, por lo que si nos fijamos en su procedencia nos dará una pista de cuántos días han pasado desde su captura, un factor importante también para saber su nivel de frescura. 

  • Evita al máximo los golpes. A poder ser, asegúrate de que el pescadero protege correctamente el pescado que compres, pues así lo podrás transportar con la certeza de que no lleve ningún golpe, y así evitarás que la textura de la carne se vea afectada.

  • En la nevera, no más de dos o tres días. Para conservarlo correctamente en la nevera, debemos mantener una temperatura constante entre 0ºC y 4ºC, en la zona más fría a ser posible. Además, también puedes empapar un trapo y dejarlo húmedo, envolviendo con este el pescado y revisando que no se seque de vez en cuando. 

  • La sal, un aliado para pescados pequeños. En el caso de pescados como sardinillas o boquerones, se les puede echar también un poco de sal gruesa que ayuda a su conservación, dificultando así el desarrollo de bacterias. Eso sí, luego hay que recordar no volver a añadir sal en el momento de consumirlo.