Cuando llega el buen tiempo, muchas personas aprovechan para salir a la montaña y disfrutar de una buena jornada de senderismo. El problema es que, con el calor, no todo vale a la hora de preparar la mochila. La comida que llevamos debe ser práctica, resistente al calor y, sobre todo, segura para evitar problemas digestivos. Por eso, los platos fríos que no se estropean fácilmente se convierten en nuestros mejores aliados. No necesitan conservarse en nevera y aportan energía sin hacernos sentir pesados dado que las digestiones son ligeras.
Los 4 platos fríos que aguantan mejor el calor
A continuación, repasamos cuatro opciones ideales para tus rutas veraniegas que combinan sabor, resistencia y practicidad. Con estos cuatro platos fríos, estarás preparado para cualquier ruta. Son fáciles de transportar, no requieren frío constante y ofrecen todo lo necesario para seguir el camino con energía y buen humor.
Ensalada de pasta
Una de las recetas más agradecidas para estos planes es la ensalada de pasta. Es un plato completo, saciante y muy versátil. Puedes prepararla con pasta corta (tipo espirales o macarrones), añadirle atún en conserva, tomates cherry, aceitunas, maíz y un poco de queso curado en dados, que aguanta bien fuera de la nevera. Para aliñarla, basta con aceite de oliva, un poco de vinagre y sal, o incluso un toque de pesto si quieres darle más sabor. Además, puedes llevar el aliño en un tarro pequeño aparte y añadirlo justo antes de comer para que la pasta no se reblandezca.
Ensalada de legumbres
Otra opción excelente es la ensalada de legumbres, sobre todo si usas garbanzos o lentejas cocidas. Estas legumbres aguantan muy bien el calor y no se estropean con facilidad. Combinadas con verduras crujientes como pimiento, cebolla morada o pepino, un poco de queso feta y un toque de comino o pimentón, consigues una comida fresca, saciante y muy nutritiva. Puedes transportarla en tarros individuales de cristal para facilitar su consumo en mitad de la ruta sin necesidad de platos.

Hummus con crudités
El hummus con crudités también es un clásico infalible para este tipo de planes. El hummus, al estar hecho con garbanzos, tahini, ajo y aceite, es muy estable y aguanta bien unas cuantas horas fuera del frigorífico. Lo ideal es acompañarlo con palitos de zanahoria, apio o pepino, que además de aportar frescor e hidratación, no necesitan conservación especial. Es una opción ligera, rica en proteínas y muy sabrosa que te permitirá reponer fuerzas sin sentirte pesado.

Tortilla de patatas
Por último, no podemos olvidarnos de la tortilla de patatas sin cebolla. Aunque se puede tomar caliente, a temperatura ambiente también es deliciosa. Prepararla con antelación, dejarla enfriar y cortarla en porciones individuales la convierte en una opción cómoda y resistente. Si quieres darle un toque diferente, puedes añadirle espinacas, calabacín o incluso un poco de chorizo seco para aportar sabor sin que afecte a la conservación.