El Têt se celebra del 1 al 4 de febrero, coincidiendo con el Año Nuevo chino, y da la bienvenida al Año del Tigre. Además de decoraciones tradicionales, durante el Têt se incluye en la carta un plato tradicional festivo, el banh chung, un pastel de arroz glutinoso, frijol verde y carne de cerdo, cubierto de hojas de plátano.

El Têt es la celebración más importante en el calendario vietnamita. Coincidiendo con el Año Nuevo chino (y el inicio del año en otros países asiáticos que comparten calendarios lunisolares), los vietnamitas reciben el año con celebraciones llenas de color, buenos deseos, ilusión y platos tradicionales.

El banh chung, de origen humilde, se prepara en familia, tal como manda la tradición y es una ofrenda a la naturaleza para agradecer las buenas cosechas. Món Viêt, desde el barrio de Sant Antoni, es uno de los principales exponentes de la cocina saludable, sabrosa y equilibrada de Vietnam. Abierto desde el 2017, este restaurante regentado por Anh Van Chac (segunda generación nacida en Barcelona) y su marido Carles Amat acerca los platos más característicos de la comida callejera vietnamita a todos los amantes de las cocinas de Asia y a los curiosos para descubrir nuevos sabores y elaboraciones.

Con todos ellos, Món Viêt celebrará el Têt del 1 al 3 de febrero, con la inclusión en la carta del pastel típico del Têt, el banh chung, que estará disponible hasta agotar existencias. Asimismo, no faltará ni la decoración típica ni las tradiciones con las cuales la sociedad vietnamita recibe el Año Nuevo, el Año del Tigre. Para dar la bienvenida al nuevo año, los vietnamitas siguen un decálogo que se divide entre lo que se debe hacer y lo que no. Las acciones que se tienen que hacer son: saldar las cuentas pendientes, regalar suerte, dinero y buenos deseos (para que te regrese), sonreír para iluminar la celebración con este estado de ánimo, vestir trajes nuevos y chillones (el rojo y el amarillo atraen la suerte y la prosperidad) y visitar los templos y pagodas para orar por vivir un año de paz y felicidad. Lo que no se tiene que hacer es prestar dinero o pedirlo prestado, tratar con desprecio al semejante, barrer la casa durante los tres días de celebración (con el peligro de "barrer" la buena suerte), vestir ropa blanca o negra y comer alimentos para ahuyentar la fortuna (pato o calamar). Món Viêt, en su afán de divulgar la riqueza cultural y gastronómica de la cultura de Vietnam, proyecta en la celebración del Têt una bonita ocasión para acercar esta cultura milenaria a los amantes de las culturas asiáticas.

banh chung

El plato tradicional festivo vietnamita, el banh chung.

Los abuelos de Anh-Van Chac llegaron con estatus de refugiados a Madrid, junto con otras familias, y sus destinos se repartieron por toda la península, trabajando siempre en la restauración. En Madrid se conocieron las familias del padre y la madre d'Anh-Vac, los jóvenes se enamoraron y viajaron a Barcelona para emprender y abrir un restaurante vietnamita.

Sobre los platos tradicionales de Vietnam, uno de los más icónicos es el Phở, una delicada sopa de fideos de caldo sabrosa y reconfortante elaborada con diferentes especias que lleva carne, brotes de soja y hierbas, y se toma para desayunar, comer o cenar. También los Nem, entrantes pensados para comer con las manos que se presentan como un rollito de primavera y tienen diversos rellenos (verduras crudas y cocinadas, cerdo, ternera o marisco) y cocciones. Son un clásico de su gastronomía popular. Los entrantes para compartir tanto en Vietnam como en el Món Viêt son los rollitos: frescos (Nem Cuốn con pasta de arroz y rellenos frescos de fideos de arroz, lechuga, menta, vegetales frescos y langostinos con salsa de cacahuete y sésamo), fritos (Nem Pork, relleno de cerdo y verdurites servido con lechuga y menta para enrollar el Nem y mojarlo en la salsa) o al vapor (Bánh cuốn, parecido a un canelón con pasta esponjosa, relleno de verduras y cerdo con cebolleta frita).

Comedor Mundo Viêt

El comedor del Món Viêt.

Es importante comer con las manos y mojar la comida en las salsas con toques agridulces y ácidos, todas caseras y elaboradas al momento. Siempre se acompañan de hierbas o verduras crudas y se sirven aparte para que el comensal, quizás de forma intuitiva, equilibre su ying y su yang mojando en la salsa o enrollando el rollito con la verdura según quiera. Del recetario vietnamita sorprenden dos cosas: la primera es la influencia china y francesa que se detecta en algunos de sus platos y que se muestra de manera sutil, ya que esta conexión se remonta a más de 200 años de invasiones sucesivas. La segunda, que es una cocina humilde, propia de un pueblo que ha pasado fuertes episodios de hambruna, es que las recetas se basan en el concepto taoísta del ying y el yang y en la poca importancia de la proteína animal, siendo una opción válida para quien busca una dieta vegana, vegetariana o incluso apta para celíacos.