Gran noche de estreno en el Teatro Tívoli con la película Mibu, la luna en un plato del director Roger Zanuy y coproducida por la Acadèmia Catalana de Gastronomia y Films Comestibles. La película documental, la presentación de la cual ha ido a cargo primero del presidente de la academia Carles Vilarrubí y después de Joan Roca y Carme Ruscalleda, fue estrenada en el Festival de San Sebastián de este año. El film narra en voz de algunos de los chefs influenciados por la cocina del matrimonio Ishida, Hiroyoshi y Tomiko, como Ferran Adrià, José Andrés, Massimo Bottura, Joan Roca, Andoni Aduriz, Oriol Castro y Albert Rauric, la historia del restaurante Mibu, uno de los restaurantes más importantes de nuestro tiempo, donde el Japón clásico se encuentra con la vanguardia cosmopolita de Tokio.

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Hiroyoshi y Tomiko Ishida / Foto cedida

La aventura con el Mibu empieza mucho antes del documental. Ferran Adrià explica que conoció el Mibu en 2002, "cuando en Occidente el arte culinario japonés se conocía muy poco". Al año siguiente, el matrimonio —Hiroyoshi y Tomiko— viajó por primera vez fuera de su país como invitados del cocinero catalán y organizaron una comida en El Bulli con productos traídos para la ocasión directamente de Japón. Eso fue el origen de todo, según Adrià. Este restaurante que influyó en la manera de hacer de los más grandes solamente tiene dos mesas para ocho comensales. Los chefs hablan de un antes y un después una vez lo han pisado.

Todo empieza en el segundo piso de un pequeño edificio del barrio de Ginza (Tokio), donde encontramos el Mibu, un restaurante... "que va más allá de un simple restaurante", en palabras de Andoni Anduriz. Como ensayo, el filme desgrana los secretos del Mibu y de sus entrañables propietarios, el matrimonio Ishida, su vida, su oficio y su filosofía. La sensibilidad de la ancestral cultura nipona representada por un matrimonio que cree firmemente en sus raíces, su cultura y su esfuerzo, y que hace que eso trascienda la gastronomía. Este mundo personal, único, inesperado y cautivador, ha sido capaz de inspirar y transformar el arte de los chefs más influyentes de las últimas décadas. En palabras de Ferran Adrià: "En el Mibu aprendimos a cocinar con el alma".

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Hiroyoshi y Tomiko Ishida / Foto cedida

A lo largo de la historia que nos explica Mibu, la luna en un plato, los chefs más extraordinarios del mundo (Ferran Adrià, Yukio Hattori, Andoni Aduriz, José Andrés, Albert Raurich, Massimo Bottura, Joan Roca, Eduard Xatruc, Oriol Castro y Mateu Casañas) nos van descubriendo la familia Ishida a través de las anécdotas, pensamientos y experiencias personales. Se muestra así no solo la cocina y la mesa del Mibu, sino también sus anhelos, preocupaciones y reflexiones vitales. Se entra en su mundo acompañándolos a varios templos budistas zen de los cuales son devotos: el recóndito templo de Seidaihi-ji en Nagoya, que no se había filmado nunca antes de esta película, y el bello y popular templo de Senso-ji en Tokio. Se indaga en su filosofía y, con esta, en la cultura más propia y ancestral del país del sol naciente.

El filme también recrea la historia y el pasado del Mibu con escenas de ficción tratadas con sombras. Un ejercicio poético que descubre el camino de los protagonistas para llegar a crear la magia que ofrecen a sus comensales. La cocina del Mibu juega un papel clave en la narración, la cual es analizada y estudiada con su autor, Hiroyoshi Ishida, y las reflexiones que hacen los grandes chefs occidentales.

La obra muestra un menú completo del Mibu que, en este caso, gira en torno a los 36 poetas inmortales de la literatura nipona. Por eso el filme está salpicado de algunos de los poemas de estos autores, obras excepcionales, inéditas en Occidente. Se habla de sus productos, sus temporadas y su relación con la naturaleza y se incluye una visita a los mercados de Tsukiji y, por primera vez en la gran pantalla, en el nuevo mercado de Toyosu, el mercado de pescado más grande del mundo. Finalmente, los Ishida se despiden reflexionando sobre su futuro y su legado. Cierran la pieza las notas de la canción "Kimi Ni Muchu" (la versión en japonés de "Boig per tu"), un canto de amor a la luna, aquella que nos sirven en un plato.

Una vez acabada la proyección del documental, el final de la fiesta ha ido a cargo de Albert Raurich, chef del restaurante Dos Palillos, que nos ha deleitado con una cata japonesa mientras los invitados comentábamos la película. Un menú de cine, y nunca mejor dicho.