Año tras año, el Maresme se prepara para dar la bienvenida a las jornadas gastronómicas del Tiempo de guisantes, un acontecimiento que saca provecho de la conocida como la "perla verde" de la comarca. Este acontecimiento, organizada por el Consorcio de Promoción Turística Costa del Maresme, destaca la tradición culinaria local y la singularidad de los productos de km 0. Este año, desde el 15 de marzo hasta el 4 de mayo, esta fiesta gastronómica ha dado la bienvenida a la primavera con una selección de platos que destacan la versatilidad del guisante.

El ingrediente secreto para cocinar los guisantes y potenciar el sabor

Cada restaurante ha ofrecido su creación única que refleja la pasión por el producto local maresmense. Así pues, encontramos desde los clásicos guisantes salteados con jamón ibérico o calamares, hasta propuestas más valientes y exóticas como pizza de guisante o ceviche de guisantes verdes y leche de tigre de cacao con crujiente de cacao.

Guisantes del Maresme con trufa y velouté de jamón ibérico Taberna Noroeste Rosa Molinero Trias
Guisantes del Maresme en la Taberna Noroeste / Foto: Rosa Molinero Trias

Tristemente, sin embargo, esta delicia catalana no despierta muchas pasiones entre los comensales más jóvenes del país. Posiblemente por los platos que debieron comer en la escuela de pequeños, porque si no los combinas bien o los potencias con otros ingredientes puede resultar un plato aburrido, con poco carácter y poca transmisión identitaria. Los guisantes por sí solos son maravillosos, claro está, pero nos tenemos que poner en la mente de los más pequeños y convertirnos en pequeños chefs para darles una vuelta y hacerlos más atractivos para sus paladares.

Una opción que recomiendo, y que he probado y puedo dar fe, es rebozar los guisantes con harina. Este es el ingrediente secreto que cambia la textura y modifica ligeramente el sabor, mejorando los guisantes y llevándolos en un nivel óptimo de sabor y gusto. Así pues, un golpe de efecto tan simple como enharinarlos cambia sensiblemente la opinión popular de los más pequeños, pero también de los mayores. Al recubrir los guisantes con una capa de harina —y, eventualmente, freírlos—, se consigue una textura crujiente que contrasta con la suavidad interior de la legumbre. Esta combinación mejora la sensación en boca y convierte un plato que, aunque es delicioso para muchos, en más atractivo para aquellos que no lo consideran de primeras.

Cocinar los guisantes de manera creativa, como podría ser el hecho de rebozarlos, ayuda a vencer estas barreras

Además, el rebozado permite incorporar otros ingredientes, como especias o queso rayado, que enriquecen la receta y lo hacen más familiar. A menudo, el rechazo a los guisantes no es por su valor nutricional —ya que son ricos en proteínas, fibra y vitaminas— sino por la experiencia sensorial que ofrecen: sea la textura, el gusto o el color. Cocinarlos de manera creativa, como rebozándolos, ayuda a vencer estas barreras. Al fin y al cabo, es una muestra perfecta del máximo esplendor de la cocina: jugar con los ingredientes, en el buen sentido del concepto, descubrir nuevas técnicas, nuevas maneras de cocinar los platos para tapar los aspectos menos atractivos, y exaltar las virtudes, convirtiéndolos en protagonistas de una nueva experiencia gastronómica. Así, tenemos un doble beneficio: apostamos por la cocina catalana y por el producto catalán como es el guisante del Maresme, y, al mismo tiempo, enterramos el pensamiento, quizás demasiado extendido, de que un producto como el guisante del Maresme no es delicioso.