¿Cuántos alimentos consumimos al día? La cifra debe asustar, como mínimo. Planteémonos, ahora, el número de ingredientes que ingiere nuestro organismo. Es evidente que es muy difícil controlar que todos estos sean el más saludable posible para nuestro cuerpo y para nuestro bienestar. Y, claro está, alguno se nos escapa.

Un veneno en forma de ingrediente diario y repetido

Podríamos encontrar muchos, seguramente, y de la mayoría seríamos conocedores de su estado peligroso. Ahora bien, hay otros que pueden pasar más desapercibidos. El azúcar siempre está sobre la mesa. Y no solo para que sea uno de los ingredientes principales de nuestros platos, sino por|para la polémica que su consumo ha generado los últimos años. Sin él, la repostería y muchos otros desayunos o meriendas ya no nos parecen tan sabrosos.

Sin embargo, los numerosos estudios que se han llevado a cabo en torno a este producto han llegado a colocarlo en la estantería de los productos tóxicos y peligrosos para la salud. Ante estos argumentos, es lógico preguntarse si el azúcar es veneno o no. Parece que el debate no está en el azúcar en sí, sino en la manera de consumirlo, las cantidades, la frecuencia y, sobre todo, el tipo que tomamos.

El azúcar blanco: un monstruo delicioso

El azúcar blanco ha sido criticado por varios motivos, y muchos expertos en salud recomiendan limitar el consumo. De hecho, la OMS recomienda consumir menos de 25 gramos de azúcares libres al día con el fin de reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, exceso de peso y obesidad (en particular, en los niños), hipertensión o diabetes. Estos son algunos motivos más por los cuales el azúcar blanco se considera menos saludable.

1. Altamente procesado

El azúcar blanco se somete a un amplio procesamiento, que consiste en eliminar la melaza natural y los nutrientes que se encuentran en la caña de azúcar en bruto. Este proceso de refinamiento elimina la mayoría de vitaminas, minerales y fibra, dejando atrás calorías vacías.

2. Calorías vacías

El azúcar blanco aporta "calorías vacías" porque no tiene nutrientes esenciales. El consumo de alimentos ricos en calorías vacías puede contribuir al aumento de peso sin proporcionar los nutrientes necesarios para la salud general.

3. Subidas de azúcar en sangre

Los azúcares refinados, como los que se encuentran en el azúcar blanco, pueden provocar picos rápidos y caídas en los niveles de azúcar en sangre. Eso puede provocar un aumento de la sensación de hambre, irritabilidad y fatiga.

4. Resistencia en la insulina

El consumo excesivo de azúcares refinados se ha relacionado con la resistencia en la insulina, una condición donde las células del cuerpo se vuelven menos sensibles a la insulina. Eso puede contribuir al desarrollo de la diabetes tipo 2.

5. Inflamación

Algunos estudios sugieren que una dieta rica en azúcares añadidos, incluido el azúcar blanco, puede contribuir a la inflamación crónica del cuerpo. La inflamación crónica se asocia a varios problemas de salud, incluidas enfermedades del corazón y determinadas condiciones autoinmunes.

6. Problemas dentales

El consumo de alimentos y bebidas azucaradas, incluido el azúcar blanco, puede contribuir a la caries y las caries. Las bacterias de la boca se alimentan de azúcar, produciendo ácidos que pueden erosionar el esmalte dental.

7. Ganancia de peso y obesidad

El consumo excesivo de azúcar blanco se ha relacionado con el aumento de peso y la obesidad. La ingesta elevada de azúcar puede provocar un aumento de la ingesta de calorías y contribuir a un desequilibrio en el gasto energético.

Es esencial tener en cuenta que la moderación es clave y no todos los azúcares son igualmente nocivos. Los azúcares naturales que se encuentran en frutas enteras, verduras y otros alimentos no procesados incluyen nutrientes y fibra adicionales, que pueden mitigar algunos de los efectos negativos asociados con los azúcares refinados. Como siempre, es una buena idea consultar con un profesional de la salud o un dietista registrado para obtener un asesoramiento dietético personalizado basado en vuestras necesidades de salud individuales.