Freír berenjenas puede parecer una tarea sencilla, pero lo cierto es que es muy fácil cometer errores que arruinan el resultado. Uno de los más habituales es acabar con unas rodajas excesivamente aceitosas, blandas y pesadas. Este problema tiene una explicación científica y también soluciones eficaces que nos permiten disfrutar de este delicioso ingrediente sin que absorba más grasa de la cuenta. En lugares como Andalucía, especialmente en Córdoba o Málaga, las berenjenas fritas son un plato tradicional que se sirve con miel de caña, en un contraste dulce-salado irresistible. Pero para que queden crujientes y ligeras, no basta con cortarlas y meterlas en aceite.
Lo que haces mal al freír berenjenas
La berenjena tiene una estructura esponjosa con pequeños poros llenos de aire, lo que hace que, al sumergirse en aceite caliente, actúe como si fuera una esponja. Además, durante la fritura se rompen las paredes celulares y, al evaporarse su alto contenido en agua, se genera un vacío que es ocupado por el aceite. Todo esto explica por qué las berenjenas mal fritas terminan empapadas. Pero no todo está perdido: hay formas sencillas y eficaces de evitarlo.

Uno de los trucos clásicos es espolvorear sal sobre las rodajas de berenjena y dejarlas reposar durante 20 o 30 minutos. Este proceso ayuda a que suden y pierdan parte del agua, aunque no es suficiente si no se secan bien antes de freírlas. Otro truco habitual es rebozarlas en harina, ya que esta capa crea una barrera entre la pulpa y el aceite. Sin embargo, la harina de trigo no es la mejor opción: absorbe bastante aceite y puede dejar una textura pastosa. Mucho más recomendable es usar harina de arroz o de garbanzo, que ofrecen un acabado más crujiente y ligero. También es muy útil remojar las berenjenas en agua con gas muy fría durante media hora. Este paso ayuda a cerrar los poros de la verdura y suavizar su sabor, reduciendo la absorción de grasa.
Es muy útil remojar las berenjenas en agua con gas muy fría durante media hora
La temperatura del aceite es otro factor crucial. Si está demasiado frío, las berenjenas se cocerán en lugar de freírse y absorberán más aceite. Lo ideal es que esté entre 170 °C y 180 °C, y que se use una cantidad abundante para conseguir una fritura rápida y uniforme. Tras sacarlas del aceite, lo mejor es escurrirlas sobre una rejilla en lugar de papel de cocina, para evitar que el vapor las reblandezca.

Y si buscas una alternativa aún más ligera, la freidora de aire es tu aliada. Basta con una ligera capa de aceite y un rebozado adecuado para conseguir unas berenjenas crujientes y deliciosas, pero sin exceso de grasa.