El kéfir de leche ha pasado de ser un secreto ancestral del Cáucaso a convertirse en uno de los grandes protagonistas de la cocina saludable actual. Este fermentado lácteo, parecido al yogur, pero más líquido y con un sabor ligeramente ácido, se obtiene gracias a unos gránulos formados por bacterias y levaduras beneficiosas que transforman la leche en una bebida rica en probióticos. Cada vez más personas lo elaboran en casa, no solo por su sabor, sino por los efectos positivos que tiene sobre la digestión, el sistema inmune e incluso la prevención de ciertas enfermedades. Hacerlo uno mismo es sencillo, económico y permite controlar todos los ingredientes del proceso.
Cómo hacer kéfir en casa: el probiótico casero
Lo mejor es que no se necesitan utensilios raros ni experiencia previa para empezar a disfrutarlo.
- 1 cucharada de nódulos de kéfir de leche (5 a 10 gramos)
- 500 ml de leche entera (también sirve semidesnatada o cruda, sin UHT)
- 1 frasco de vidrio limpio
- 1 gasa o tela transpirable y una goma elástica
- 1 colador de plástico
- 1 cuchara de madera o de plástico
Para preparar kéfir de leche en casa, empieza colocando los nódulos en el fondo del frasco de vidrio. Luego, vierte la leche sin llenarlo hasta el tope. Cubre el frasco con la gasa o tela y sujétala con una goma para que respire pero quede protegido. Deja fermentar la mezcla entre 24 y 48 horas a temperatura ambiente, lejos de la luz directa. El tiempo dependerá de lo espeso y ácido que lo prefieras. Una vez pasado este periodo, remueve con cuidado, cuélalo con un colador de plástico y guarda el líquido resultante en una botella hermética en la nevera.

El kéfir puede conservarse hasta 7 días refrigerado, aunque su sabor se intensificará con el paso de los días. Los gránulos de kéfir se pueden reutilizar una y otra vez si se lavan con agua sin cloro y se guardan sumergidos en leche dentro del frigorífico.
El kéfir se puede consumir solo, con frutas o con cereales
Este probiótico natural es ideal para consumir solo, con frutas, cereales o, incluso, como base para batidos. Cada preparación rinde aproximadamente dos porciones de 250 ml, con un perfil nutricional muy completo: alrededor de 150 calorías, 8 g de grasa, 10 g de carbohidratos y 8 g de proteína por vaso.

Una receta sencilla, saludable y milenaria que está revolucionando nuestras cocinas con sabor y beneficios reales. Además de su valor nutricional, el kéfir destaca por su versatilidad en la cocina, ya que puede incorporarse en salsas, postres o platos fríos. Su proceso de fermentación natural también lo hace ideal para quienes buscan reducir el consumo de azúcares añadidos. Si aún no lo has probado, este es el momento perfecto para descubrir sus beneficios y hacerlo parte de tu rutina diaria.