En plena temporada de comidas ligeras y objetivos saludables, una nueva estrategia alimentaria ha empezado a ganar relevancia entre nutricionistas y expertos en fitness: enfriar los carbohidratos antes de consumirlos. Aunque suene contradictorio, esta sencilla práctica podría marcar la diferencia para quienes desean seguir disfrutando de platos como pasta, arroz o patatas, pero sin sentir que están saboteando sus esfuerzos por mantener o perder peso. La clave, según el especialista en fitness Kevin David Rail, está en el cambio molecular que sufren estos alimentos al pasar por un proceso de cocción seguido de enfriamiento completo.
Cómo disfrutar de carbohidratos sin culpa
Esa modificación transforma los almidones normales en lo que se conoce como almidón resistente, una forma más amigable para el organismo, que ayuda a mantener la saciedad, evita picos de glucosa y puede mejorar incluso el funcionamiento del sistema digestivo. Esta técnica, aunque poco conocida fuera del ámbito deportivo, ha sido utilizada desde hace tiempo por atletas profesionales, especialmente en deportes de alta exigencia como el fútbol, buscando una forma más eficiente y duradera de nutrirse sin sobrecargar el sistema.

Cuando alimentos ricos en almidón como la pasta o el arroz se enfrían después de ser cocinados, sus moléculas cambian y actúan de manera más parecida a la fibra que a un carbohidrato convencional. Esto implica que el cuerpo los digiere más lentamente, lo que se traduce en una liberación energética sostenida y una mayor sensación de saciedad. Además, al evitar que el azúcar llegue de golpe al torrente sanguíneo, también se reduce el riesgo de que ese exceso de glucosa termine almacenándose en forma de grasa. Y lo mejor de todo es que no hace falta comerlos fríos: el almidón resistente se mantiene incluso si los alimentos se recalientan después del enfriamiento inicial, lo cual amplía las posibilidades para integrarlos en cualquier receta sin perder sus beneficios.
No es necesario comerlos fríos, el almidón resistente se mantiene incluso si se recalientan
El respaldo a esta práctica va más allá del mundo del fitness. El médico y divulgador Chris van Tulleken, conocido por su investigación sobre la comida ultraprocesada, señala que los carbohidratos comunes como la pasta blanca o el pan tienden a comportarse en el cuerpo como un refresco azucarado, transformándose rápidamente en glucosa. Por el contrario, el almidón resistente logra que una parte de esos hidratos de carbono lleguen sin descomponerse al intestino grueso, donde son fermentados por bacterias buenas. Este proceso genera ácidos grasos de cadena corta, como el butirato, que tienen efectos antiinflamatorios y podrían ayudar a prevenir enfermedades metabólicas y cardiovasculares.

Incluso estudios recientes avalan esta tendencia. Una investigación publicada en 2023 reveló que la pasta cocinada “al dente” se consume más lentamente que la muy cocida, lo que fomenta una mejor masticación, retrasa la velocidad de ingesta y, en consecuencia, aumenta la saciedad. Así, con solo ajustar la temperatura y el punto de cocción, podemos disfrutar de nuestros carbohidratos favoritos sin culpa y con beneficios reales para la salud.