Hace un mes que nos propusimos comer sano y rebajar esos centímetros de más con los que acabamos la Navidad y ya estamos ante un nuevo reto, San Valentín. 

En febrero todo tiene forma de corazón. Los bombones, las chocolatinas, los pasteles, las chucherías, los dulces, las galletas… todo. Así entra mucho mejor por los ojos. 

El día en el que el amor lo inunda todo, las ventas de chocolates suben, aproximadamente un 10%. Y se estima que en el mundo, solo ese día, se venden unas 40 millones de cajas de bombones con forma de corazón. 

Empalagosos 

Ese día los sentimientos están a flor de piel y nuestro azúcar por las nubes. Y es que, aunque marcas de todo tipo se esfuerzan por presentar sus productos de la mejor forma posible, lo cierto es que los dulces siguen siendo los verdaderos reyes junto a las flores. 

Desde hace muchos años, los bombones son el producto extra, aunque la tendencia de regalar fruta escala posiciones cada año, de forma lenta, pero constante. 

La fresa, que justo empieza su temporada, se sitúa entre las más demandas. Eso sí, siempre con un envoltorio que nos recuerde a San Valentín (algo rojo y lazo grande) y mejor si va acompañado con algo de chocolate. 

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La fresa, que justo empieza su temporada, se sitúa entre los productos más demandados para San Valentín / Foto: Pixabay
Contar calorías 

En resumen, estés o no a dieta, llegadas estas fechas es complicado no sucumbir a la tentación de regalar o autoregalarse unos bombones. (“Yo puedo comprarme bombones” como diría Miley Cyrus) así que mejor saber cuántas calorías nos “va a costar”. 

Podemos generalizar y resumir en que un bombón pesa unos 12 gramos, de los cuales, unos 4 gramos son grasas saturadas (sí, las que elevan el colesterol) y aproximadamente unas 6 son azúcares. En total, un bombón nos aporta unas 70 calorías. La misma cantidad que una manzana, más o menos. Eso sí, la manzana no tiene grasa.

El problema, además de la grasa, es que ¿quién puede comerse solo un bombón? Y aquí empieza la subida de forma exponencial. 

De menos a más

Ya que vamos a caer, mejor hacerlo con algo de conciencia y elegir las opciones que sumen menos azúcares. 

En el caso de los bombones es fácil. El chocolate negro aporta la mitad de azúcar que el blanco. También contiene menos grasa cuanto más puro sea. 

Los frutos secos suman calorías, pero también beneficios nutricionales, además de saciar mucho más y colaborar en eso de “solo he comido dos”. 

Otro producto muy demandado son los pasteles (con forma de corazón, por supuesto). Estos dulces, con nata o crema pueden superar las 400 calorías por porción, mientras que uno con masa de hojaldre y decorado con frutas, se puede quedar en unas 100. 

Ese día los sentimientos están a flor de piel y nuestro azúcar por las nubes: lo cierto es que los dulces siguen siendo los verdaderos reyes junto a las flores

Un poco de historia

Antes de que digas que esta idea es solo un reclamo publicitario que inventaron ciertas maracas para aumentar las ventas, vamos a aclarar que no es así en absoluto. El 14 de febrero y el amor de pareja llevan unidos desde la antigua roma. Así que tendrás que pensar otra excusa para no regalar bombones este año.