El aceite de oliva es uno de los ingredientes más preciados de la gastronomía mediterránea en todo el mundo. Un ingrediente con un gran valor gastronómico que conviene utilizar de la manera más eficiente posible. Hoy os traemos 3 trucos para aprovechar al máximo el aceite de oliva en la cocina y no derrochar ni una gota.

Trucos para ahorrar aceite de oliva

1. Utiliza aceite de buena calidad

Sí, el aceite de oliva virgen extra es un producto caro. Pero utilizar un aceite de mejor calidad, a la larga, sale a cuenta. El aceite de oliva virgen extra, aparte de tener más propiedades que otros aceites de peor calidad, tiene un sabor más refinado que permite utilizarlo tanto en frituras como en aliñados. Conserva mejor las propiedades después de utilizarlo para freír, es más saludable y se puede comprar en garrafas - más cantidad por un precio un poco menor - para dosificar el uso de manera más controlada.

2. Utilizar un recipiente adecuado

Servir el aceite directamente de la botella o de la garrafa es una manera excelente de derrocharlo. Si no podemos controlar la cantidad de aceite que queremos utilizar - que se tiene que ajustar siempre al tipo de receta que se elabore - difícilmente podremos hacer un uso responsable del aceite de oliva. Por eso es importante tener aceiteras o difusores en espray que nos permitan verter a la sartén, al plato o a la ensalada, la cantidad justa y necesaria de aceite que tengamos que utilizar. Ni más ni menos. Un truco tan sencillo como lógico, pero importante, con lo que empezaréis a ahorrar aceite de oliva.

Aceitera
Aceiteras como este permiten dosificar mejor el aceite que gastamos

3. No tapar la sartén al freír

A veces, cuando freímos alguna cosa, tendemos a tapar la sartén para que el aceite no salpique, o pensamos que si el aceite no se evapora, lo estaremos aprovechando como si fuera vapor de agua. Pero lo único que conseguimos cuando tapamos la sartén es aumentar la temperatura del aceite más de la cuenta y favorecer que se queme más deprisa. El aceite quemado no se puede aprovechar y se estropea enseguida, por lo tanto, conviene mantener una temperatura adecuada cuando utilizamos el aceite para freír, y eso pasa por no tapar la sartén cuando estemos cocinando.

4. Reutilizar el aceite

Seguramente es el truco más importante. En muchas casas, cuando el aceite ya se ha utilizado una vez para freír algún alimento, se descarta directamente en la papelera o en el desagüe. Pero eso es una cosa que no tenéis que hacer nunca en la vida. El aceite de oliva tiene vida más allá de la primera vez que se utiliza. Evidentemente, no se trata de gastar el mismo aceite 25 veces, pero sí que se puede aprovechar entre 3 y 4 veces para freír. Algunos alimentos, incluso, quedan mejor si se fríen con aceite de cocina usado en vez de nuevo, como las patatas fritas. El aceite se puede reutilizar hasta que empiece a adquirir una tonalidad más oscura y una textura más viscosa. Es entonces que lo tendremos que descartar en el contenedor de residuos correspondiente.

A la hora de reutilizarlo, hay que pensar también en cómo guardarlo. Es importante tenerlo en un recipiente separado del aceite nuevo y preferentemente de cristal o aluminio, materiales que mantienen mejor las propiedades del aceite y que evitan la contaminación. También se tiene que filtrar entre usos, ya que durante la cocción, el alimento que estemos cocinando puede soltar residuos en el aceite, que se tienen que retirar antes de guardarlo y volver a utilizarlo.

No se trata de gastar el mismo aceite 25 veces, pero sí que se puede aprovechar entre 3 y 4 veces para freír

5. Utilizar una freidora de aire

El último truco es una alternativa a las frituras convencionales en la sartén. La freidora de aire, una herramienta que cada vez está más de moda en las cocinas catalanas, permite freír los alimentos utilizando una cantidad muy pequeña, y a veces nula, de aceite de oliva. Es una inversión que vale la pena porque permite cocer cantidades relativamente pequeñas de comida (unas alitas de pollo o unas patatas fritas) con una cantidad de aceite mucho más pequeña que la que se tendría que utilizar en una sartén. Además, es una herramienta versátil que también permite recalentar alimentos a modo de híbrido entre el microondas y el horno e incluso cocinar piezas de carne o pescado de manera muy uniforme.