Hay verbos que parecen normales hasta que los comparas entre lenguas. En catalán, portar es una de esas palabras universales que sirve para casi todo:"portar el nen a escola" ('llevar el niño al cole'), "portar un abric" ('llevar un abrigo'), "portar una carta" ('llevar una carta'), "portar sort" ('traer suerte'). Pero el castellano, que a primera vista podría parecer igual de sencillo, rompe esta armonía con una distinción sutil, pero fundamental: no es lo mismo llevar que traer. Este pequeño desdoblamiento ha sido, desde hace siglos, una auténtica piedra en el zapato para los catalanohablantes cuando hablan en castellano. Y, curiosamente, en el siglo XIX, esta diferencia fue motivo de una polémica tan acalorada como reveladora.
🤔La palabra catalana en peligro de extinción que la IA considera un símbolo de Barcelona
"La chaqueta que traigo está rota": la frase que provocó el debate
Según analiza la lingüista Emma Gallardo Richards en un estudio reciente, en 1872, las páginas de la revista madrileña La Idea. Revista Semanal de Instrucción Pública acogieron una discusión lingüística insólita: dos maestros, el riojano Pablo Solano Vitón y el gerundense Salvador Genís i Bech, pasaron meses debatiendo sobre una frase que hoy podría hacer sonreír: "La chaqueta que traigo está rota".
Para Solano, aquel traigo en castellano era una muestra de la corrupción del castellano de los catalanes: lo correcto, decía, sería llevo. Genís, en cambio, defendía con vehemencia que la frase era perfecta y que el verbo traer también podía significar “tener puesto”, como demostraban textos de Cervantes o Quevedo.
Pero bajo esta discusión filológica latía una cuestión más profunda: ¿quién tiene derecho a decir qué es hablar bien? Solano representaba el purismo castellano, convencido de que la norma debía venir de Castilla. Genís, desde Catalunya, defendía que la lengua real, la que vive en la calle y en las escuelas, no siempre sigue las reglas de un despacho de Madrid. De alguna manera, aquel enfrentamiento entre dos verbos reflejaba una batalla simbólica mucho más grande: que el castellano de Catalunya podía ser diferente.
Cuándo se debe usar llevar y cuándo traer (según la RAE)
Según el Diccionario panhispánico de dudas de la RAE, la diferencia esencial entre las palabras en castellano llevar y traer es la dirección del movimiento. Llevar se utiliza cuando algo o alguien se mueve desde el lugar donde está el hablante hacia otro punto. Si yo salgo de casa con un paraguas para ir a otro sitio, "llevo el paraguas". El movimiento se aleja de mí. En cambio, la palabra castellana traer se emplea cuando el objeto o la persona se mueve hacia el lugar donde está el hablante. Si alguien tiene que venir hacia mí con el paraguas, diré "tráeme el paraguas".
Es decir, llevar se asocia a aquello que va hacia un lugar, mientras que traer implica un movimiento hacia el sujeto de la oración. Parece una diferencia obvia, pero la realidad es que en catalán no la necesitamos: el verbo portar cubre ambos sentidos. Esta ausencia de distinción explica por qué, desde el siglo XIX, muchos catalanes usaban llevar y traer de manera intercambiable y que este error todavía esté muy extendido entre los catalanohablantes cuando hablan castellano.
La RAE también recoge otros matices. Llevar puede expresar tiempo o duración ("Llevo tres años viviendo aquí"), una construcción que en catalán sustituimos con "Fa tres anys que visc aquí". Y traer, aunque principalmente denota movimiento hacia el hablante, también puede querer decir “llevar puesto” ("Trae un abrigo rojo"), sentido que, de hecho, estaba en el centro de la polémica de 1872.
Los líos más frecuentes entre 'llevar' y 'traer'
Imaginemos algunas situaciones cotidianas. Si sales de casa con el bolso y vas a la oficina, en castellano correcto dirás "Llevo la bolsa al trabajo", porque te alejas de ella. Pero si estás en el trabajo y alguien te pide que transportes su bolso desde casa, la frase cambia: "Tráeme la bolsa al trabajo cuando vengas".
Si una madre le dice a su hijo: "Lleva los platos a la cocina", el movimiento va hacia un lugar diferente del hablante (ella no está en la cocina). En cambio, si la madre está en la cocina y quiere que el hijo le haga llegar los platos del comedor hacia allí, la frase correcta es "Tráeme los platos". Así de simple y así de complicado. Para los catalanohablantes, el reto es más de percepción que de gramática, porque esta lengua no necesita hacer esta distinción. Cuando decimos "Porta’m el llibre" ('Tráeme el libro'), no indicamos si el movimiento se acerca o se aleja: el contexto ya lo dice todo.
No es extraño oír, incluso hoy, frases como "llevar el coche aquí" o "traer la niña al cole" en boca de catalanes. Técnicamente, no son errores de comunicación (todo el mundo entiende qué se quiere decir), pero no sería lo más correcto si nos atendemos a las normas de la RAE.