Tal día como hoy del año 1962, hace 62 años, en Ciudad de México, moría Indalecio Prieto Tuero (Oviedo, 1883), que había sido un destacado dirigente del PSOE y que, durante la II República, había ejercido varios cargos ministeriales. Fue ministro de Hacienda (abril, 1931 – diciembre, 1931); de Obras Públicas (diciembre, 1931 – septiembre, 1933); de Mar y Aire (septiembre, 1936 – mayo, 1937); y de Defensa (mayo, 1937 – 1938). En abril de 1938, cuando el ejército rebelde de Franco ya había roto en dos la zona republicana y empezaba a inclinar el resultado de la Guerra Civil Española a favor suyo, Prieto abandonó el gobierno y solicitó un cargo diplomático en Sudamérica, que le fue concedido. La finalización del conflicto ya no lo cogió en territorio español.

En el transcurso de su carrera política, Prieto tuvo una relación muy difícil con Catalunya. Pero el punto culminante se viviría con los sucesos que provocaron la quiebra del Banco de Reus (7 de julio de 1931). Cuando fue proclamada la II República y Prieto fue nombrado ministro de Hacienda del gobierno provisional (14 de abril de 1931), el Banco de Reus era la primera entidad financiera de Catalunya y competía por el liderazgo español con los bancos de Bilbao, de Vizcaya y de Santander. Al mismo tiempo, Francesc Macià, restauraba la Generalitat e iniciaba conversaciones con Evarist Fàbregas, presidente del Banco de Reus, para convertir la entidad reusense en el banco público de Catalunya (en el instrumento de financiación del gobierno catalán).

Cuando esta noticia se filtró y llegó a oídos del gobierno de la República, Indalecio Prieto —ministro de Hacienda— ordenó retirar todos los fondos de titularidad estatal depositados en el Banco de Reus. La entidad reusense tenía el monopolio de la gestión de cobros de Campsa y de Cepsa, y con aquella retirada calculadamente repentina, no pudo hacer frente a los vencimientos negociados por sus pequeños clientes (comerciantes e industriales catalanes) y fue a la quiebra. La prensa de la época denunciaría que aquella operación había sido urdida, conjuntamente, por Prieto y por Horacio Echevarrieta, un comisionista vasco, amigo personal de Alfonso XIII (entonces exiliado), padrino político del ministro socialista, y uno de los principales accionistas de los bancos de Bilbao y de Vizcaya.