Tal día como hoy del año 1595, hace 426 años, moría en el exilio de París Antoni d'Avis, que a la muerte sin descendencia de Enrique I de Portugal, denominado "el rey-cardenal" (1580), había sido proclamado rey de Portugal (19/06/1580) por las clases mercantiles y populares. Antonio era hijo natural -legitimado- del infante Lluís de Portugal, nieto de María de Aragón y de Castilla, y bisnieto de Fernando el Católico. También, por lado paterno, era nieto de cuarta generación de Jaime de Urgell, candidato al trono de Barcelona durante el Compromiso de Caspe (1412). Por lo tanto, era descendente de la casa condal catalana de los Belónida como nieto de sexta generación del conde-rey Pedro III.

A la muerte del rey-cardenal, las clases mercantiles y populares portuguesas proclamaron a Antonio. Pero en cambio las clases nobiliarias portuguesas -que desconfiaban de la burguesía que se estaba enriqueciendo con el negocio colonial- negociaron la entrega de la corona a Felipe II, rey de la monarquía hispánica, autoritario, católico integrista, y sectario que sentía un profundo menosprecio por las clases mercantiles. Felipe II y las oligarquías nobiliarias portuguesas hicieron valer los derechos dinásticos del rey hispánico como hijo de la infanta Isabel de Portugal y como nieto del rey a Manuel I de Portugal. Por lo tanto, Felipe II y Antonio de Avis eran primos segundos.

Felipe II, con la colaboración de las oligarquías nobiliarias portuguesas, armó un gran ejército que derrotó a las tropas de Antonio de Avis, tan sólo dos meses después de su proclamación. Aquel episodio bélico, conocido como la Batalla de Alcántara (25/08/1580), provocó la incorporación de Portugal y de sus colonias al edificio político hispánico. Antonio de Avis se marcharía al exilio, primero a París, después a Londres y finalmente -de nuevo- a París, siempre temiendo ser asesinado por agentes hispánicos que, constantemente, lo asediaban. Murió cuando se cumplían quince años de la derrota de Alcántara; y Portugal tardaría sesenta años en restaurar su soberanía (1640).