Tal día como hoy del año 1915, hace 106 años, en el contexto de la I Guerra Mundial (1914-1918), Raymond Poincaré, presidente de la República francesa, nombraba al general Josep Joffre i Plas mariscal de Francia. Este título, creado en la edad media (1185), se concedía a la persona que ostentaría el rango militar más alto de Francia después del rey. Durante la Revolución Francesa y la proclamación de la I República (1792) este grado fue abolido, pero, posteriormente, el régimen bonapartista lo recuperó (1804). No obstante, cuando Joffre fue nombrado (1915), este título ya no era un grado militar, sino una función de enlace entre el presidente de la República (comandante en jefe del ejército) y el alto estado mayor del ejército francés.

Josep Joffre, catalanohablante, nacido en Ribesaltes (Rosselló) en 1852, ha sido el único catalán de la historia que ha ejercido el cargo de mariscal de Francia. Joffre recibió este nombramiento (el primero de la III República francesa) por su acertada gestión en la defensa de París durante los primeros compases de la I Guerra Mundial (1914-1915). El ejército alemán había roto las líneas francesas en Verdún y en el Somme y se dirigía a paso firme hacia la capital francesa. Joffre movilizó con gran rapidez todas las fuerzas francesas situadas en un radio de cien kilómetros en torno a París, las concentró y salió al paso de los alemanes, evitando la caída de la capital. Para esta maniobra se valió de todos los taxis de la región de París.

Mientras fue mariscal negoció con Enric Prat de la Riba (entonces presidente de la Mancomunitat de Catalunya) la participación de 6.000 voluntarios catalanes que fueron a luchar a las trincheras francesas. Poco después (1916) fue sustituido por el general occitano Ferdinand Foch. El conflicto estaba enquistado (los franceses habían recuperado las líneas defensivas iniciales, pero no avanzaban y perdían miles de soldados) y el gobierno francés entendió que era necesario un revulsivo, totalmente opuesto al carácter parsimonioso y reflexivo del mariscal Joffre. Posteriormente a la conclusión del conflicto, Joffre se comprometió con el independentismo catalán: su casa solariega de Ribesaltes, siempre fue un centro de reunión y de refugio de activistas catalanes.