Como desde hace demasiado tiempo Rodalies se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para los cientos de miles de ciudadanos que lo utilizan a diario, no es extraño que haya en Catalunya un enorme hartazgo con la gestión que lleva a cabo el ministerio de Transportes, en este caso representado por Renfe y Adif. A los catalanes se nos ha dicho de todo: que hay que tener paciencia, que ahora se está invirtiendo más que nunca, que la culpa es de los gobiernos anteriores y, en definitiva, que se está haciendo el máximo posible para paliar lo que se denominan las incidencias. Sea como sea, no se ha dado con la tecla para gestionar el mientras tanto, el tiempo que va entre un horroroso presente y un futuro que se nos promete diferente.

Este penúltimo fin de semana del mes de agosto ha sido uno más de los días negros del sistema ferroviario catalán. Tres incidencias graves han provocado paradas y grandes retrasos en la mayoría de las líneas. El domingo, un tren parado entre las estaciones de Cubelles y Cunit, en el corredor ferroviario sur, obligó a los convoyes de las líneas R2 Sud, R13, R14, R15, R16 y R17 a circular por una única vía. Otra avería entre Parets del Vallès y Granollers-Canovelles cortó la circulación de trenes en la línea R3 entre L'Hospitalet y La Garriga. El día anterior, sábado, una incidencia en la catenaria obligó a cancelar el servicio entre L'Hospitalet y Les Franqueses del Vallès. También se registraron problemas en las estaciones de Vic y Balenyà. Eso ha sido solo lo más importante.

El riesgo de un cóctel que acabe provocando un colapso generalizado no es hoy una quimera

El inicio del curso político en Catalunya viene muy marcado por este viejo problema que, además, no es la única preocupación ferroviaria en el país, ya que además del permanente problema de Rodalies se están amplificando los de media distancia y AVE. El riesgo de un cóctel que acabe provocando un colapso generalizado no es hoy una quimera. Los que somos pasajeros regulares del AVE sabemos bien que aquella joya de la corona del siglo pasado y de la primera década de este se ha convertido en un servicio lleno de irregularidades y falta de puntualidad. Si cuando salió la alta velocidad se pusieron unas sanciones ejemplares por retrasos y con solo media hora se tenía que devolver el 100% del billete, ahora el reembolso se produce cuando las demoras son superiores a los 90 minutos.

El Govern ha pedido a Renfe y Adif medidas estructurales y urgentes y el próximo martes el president Salvador Illa se reunirá con sus máximos responsables. A finales de julio, el Gobierno autorizó la creación de la empresa mixta participada por Renfe y la Generalitat de Catalunya para la gestión de los trenes de Rodalies, que está previsto que empiece a funcionar en enero de 2026. De esa empresa mixta dependerán las más de 200 estaciones y 1.200 kilómetros de vías que usan diariamente más de medio millón de catalanes. No hay grandes expectativas de que las cosas cambien con esta nueva empresa y, lamentablemente, se ha normalizado las incidencias. O sea, el mal servicio.  A lo mejor es que Renfe y Adif son incapaces de darle la vuelta a la situación y nadie quiere coger el toro por los cuernos.