Primeras reuniones de las ejecutivas de Esquerra y de Junts y primeros mensajes a través de la prensa: el Govern sigue con la mala salud de hierro de la que goza desde que se constituyó en junio de 2021. La formación liderada por Jordi Turull y Laura Borràs le ha pedido al president Pere Aragonès que enderece el rumbo independentista del Govern y que haya cambios visibles en el Debate de Política General que se celebrará en el Parlament a finales del próximo mes de septiembre. La magnitud de estos cambios serán los que condicionarán los siguientes pasos a dar por Junts, empezando por la consulta a las bases sobre la continuidad o no en el Ejecutivo catalán.
El verano ha quedado atrás y el curso político en Catalunya se ha abierto con las carpetas con que se cerró el pasado mes de julio en lo que respecta a las formaciones independentistas. Primera constatación, la CUP ya no está en este bloque del que se autoexcluyó cuando se negó a negociar los presupuestos de la Generalitat el pasado invierno. Ahí sigue, sin variar ni un ápice y responsabilizando a Esquerra de no haber hecho nada desde la presidencia de la Generalitat en la agenda independentista. Que la ruptura no es táctica sino de fondo es una evidencia palmaria. Tanto es así que sus votos ya no se cuentan en el bloque ERC-Junts y Pere Aragonès se ha desentendido del compromiso con los cuperos de someterse a una moción de confianza a media legislatura.
Segunda constatación: Esquerra ha vuelto hablando de la presidenta suspendida del Parlament Laura Borràs, casi como monotema. Qué tiene que hacer Borràs, las municipales y la política española, insistiendo en la vía del diálogo y la negociación con el gobierno de Pedro Sánchez. Esquerra sigue jugando al frontón: no hay avances, el gobierno de Sánchez demuestra un egoísmo sistémico, pero el rumbo de los republicanos es invariable desde hace muchos meses y no hay voluntad de modificarlo. El hecho de que en la primera reunión de la ejecutiva a la vuelta del verano se haya decidido adelantar su congreso nacional a este otoño y no el año que viene como estaba previsto, responde a un deseo del tándem Oriol Junqueras-Marta Rovira de reforzar la organización y alejarse de los resultados de las municipales.
Tercera constatación: Junts no sabe aún muy bien qué tiene que hacer con la llave de la continuidad del actual Govern. El verano parece haber reforzado la idea de una mayoría importante de la ejecutiva de continuar en el Govern. Jordi Turull está, seguramente, en esta longitud de onda, sobre todo hasta que hayan pasado las próximas municipales. Entre otras cosas porque es incompatible una candidatura, por ejemplo, en Barcelona, encabezada por Xavier Trias, y que en las semanas siguientes Junts abandone el Govern. El exalcalde exigirá, a buen seguro, pruebas tangibles de que no se va a encontrar con sorpresas. Turull tiene que dar con la tecla que le permita conjuntar una orquesta que a veces suena más estridente de lo que a él le gustaría, que se asemeje lo máximo posible a sus votantes y que sea capaz de ocupar un espacio central que hoy no ocupa.