Coincidiendo con el momento más crítico entre las fuerzas independentistas catalanas para alcanzar un acuerdo de Govern, que ponga en valor el excepcional resultado del 52% de los votos del 14-F, lo que supuso un punto de inflexión respecto a elecciones anteriores, un total de 116 personalidades internacionales, pertenecientes a más de una veintena de países, de ámbitos diferentes, activistas, intelectuales y representantes de organizaciones políticas y sociales, han hecho público un manifiesto apelando, por un lado, a preservar el logro político que supone alcanzar en unas elecciones un porcentaje tan alto de votos; y, por otro, recordando el derecho a la libertad de Catalunya como pueblo.

No es la primera vez que se produce un manifiesto de personalidades internacionales recogiendo el pálpito mayoritario del pueblo catalán y reclamando la solidaridad de la comunidad internacional con la voluntad expresada en las urnas a favor del estado independiente, pero en esta ocasión se produce la paradoja de que el mensaje acaba siendo también un toque a que el movimiento transversal por la independencia que se ha tejido desde 2012 no acabe despeñándose por la rivalidad entre Esquerra y Junts per Catalunya. Lo firman, entre otros, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, el ex presidente de Honduras Manuel Zelaya, la presidenta del Sinn Féin Mary Lou McDonald y así hasta una larga lista de 116 personalidades.

Ante un gobierno como el español que se atrinchera en la represión, niega cualquier tipo de negociación, e impide que se pronuncien países con una cierta simpatía por un referéndum acordado, el apoyo internacional es un camino demasiado lento pero imprescindible para que la causa catalana sea conocida en el extranjero. Difícilmente puede haber solidaridad fuera de España si no se insiste una y otra vez en la violación permanente de derechos o la vulneración más elemental de una justicia imparcial a la hora de emitir sentencias de más de cien años a los presos políticos condenados y los más de 3.000 represaliados que están en el corredor de la justicia española esperando a que su causa se vea.

No resolverá las discrepancias entre ERC y Junts este manifiesto. Pero igual sí que introduce una reflexión sobre los riesgos de perder el 52% alcanzado, quedarse de nuevo por debajo del 50%, y quien sabe si dejarse por el camino también la mayoría independentista en escaños. Si eso pasara, frases como "que ratifica la voluntad del pueblo catalán de convertirse en un estado independiente", valorativa de lo que ha supuesto el 14-F y la victoria independentista, acabarían siendo papel mojado.