Aunque buena parte del impacto mediático de las Jornades del Cercle d'Economia, que cerró este miércoles el president de la Generalitat, Salvador Illa, lo ha acaparado Pedro Sánchez, con su anuncio de una consulta pública instada por el Gobierno antes de fijar la posición del Ejecutivo en la opa hostil del BBVA sobre el Sabadell, los tres días que los empresarios han estado encerrados en el Palau de Congressos de Catalunya han acumulado coloquios de cierto nivel y debates suficientes con una medida y educada distancia respecto de los gobernantes. También, frialdad con Feijóo, que nunca se sabe si habla desde Cuenca o desde Barcelona cuando aborda temas catalanes, y polémicas por la deriva izquierdista y en ocasiones populista por los problemas de fondo existentes, estos días muy centrados en el gran apagón y el papel de Red Eléctrica. Illa cerró con un anuncio: 226 municipios ya habían respondido al llamamiento del Govern a los ayuntamientos para hacer aflorar suelo público y ello ha permitido registrar 665 solares para la construcción de 21.289 viviendas de alquiler asequible. El presidente del Cercle le respondió con dos passing shots: el Govern no está teniendo en cuenta la opinión del sector privado en la respuesta a la crisis de la vivienda y la recomendación de que se abra a pactos con Junts per Catalunya con el fin, dijo, de ocupar una posición de mayor centralidad democrática.

El aviso lanzado por este foro empresarial no deja de ser, en parte, similar al que expresó el pasado 24 de abril Foment del Treball, que atacó con virulencia la política de vivienda de Illa señalando que era el mayor ataque a la propiedad privada y a la libertad de empresa que se ha producido en España desde la restauración de la democracia. La patronal que preside Sánchez Llibre no se quedó aquí y le reprochó la aritmética parlamentaria con la que gobierna que, en su opinión, está marcando una agenda con un fuerte componente intervencionista y falto del más elemental ejercicio de diálogo con los sectores donde se aplican las medidas. Por ello, Foment constituirá e impulsará una comisión de trabajo con todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria en Catalunya para proponer y valorar mejoras a las políticas económicas y fiscales del Govern. Jaume Guardiola, en nombre del Cercle, animó a Illa a entenderse con Junts, como principal partido de la oposición, para corregir medidas que se están poniendo en marcha y que para los empresarios no son las más adecuadas y surgen "de pactar con partidos alejados de la centralidad política del país".

Para los empresarios, las medidas de Illa surgen de pactar con partidos alejados de la centralidad política del país

No creo que Pimec, la patronal de la pequeña y mediana empresa, se sienta muy alejada de alguno de estos razonamientos. Es probable que los empresarios esperaran más de la llegada de Illa a la presidencia, con quien mantienen un canal de comunicación regular desde antes de que accediera al Palau de la Generalitat y al que venían como el corrector de políticas económicas de sus antecesores Quim Torra y Pere Aragonès. Sobre todo, en el amplio paquete impositivo, que en Catalunya no ha dejado de crecer, la nueva tasa turística aprobada en medio de la polémica y el desconcierto por el Parlament y también en políticas de nuevas infraestructuras, ya sea la ampliación del aeropuerto de El Prat, el cuarto cinturón o el aparentemente ya desahuciado proyecto del Hard Rock en Tarragona. Esta situación ha enfriado las relaciones entre los representantes empresariales y el Palau de la Generalitat. En los pasillos del cónclave empresarial del Cercle tampoco se ha constatado que ese rum-rum suponga un aval a la política económica de Junts, algunos de cuyos movimientos les desconciertan.

El hecho de que las jornadas empezaran con la decisión de la CNMC sobre la opa del BBVA levantó enormes críticas al consejero de Junts por su apoyo al informe. Solo la intervención de Pedro Sánchez movió el foco y el debate pasó a la consulta pública. La poca presencia de miembros de Junts y Esquerra en las jornadas también es un ejemplo del alejamiento de los independentistas catalanes de estos sectores, algo que es un enorme error, ya que es imposible pretender ocupar la centralidad y estar ausente de lo que sucede en este foro empresarial. Programar coincidiendo con el inicio de las jornadas del Cercle una sesión de trabajo en Montserrat con presencia del secretario general de Junts, Jordi Turull, y del presidente del Parlament, Josep Rull, los dos cargos más importantes de la organización, mientras el president Carles Puigdemont no pueda regresar de su exilio en Bélgica, es cuando menos curioso. Hace años, se hubiera buscado otro momento para la jornada de Montserrat y los representantes de este espacio político habrían multiplicado, sin duda, su presencia en el Palau de Congressos.