Velas, mensajes, ramos de flores recuerdan el trágico lugar donde estaba la palmera en el barrio del Raval que acabó el miércoles con la vida de la joven Shamira. Una muerte desgraciada, ya que no es normal que un árbol así se caiga y menos que se dé la circunstancia trágica que acabe con la vida de una persona. Son una serie de sucesos excepcionales, de eso no hay ninguna duda. Pero es necesario saber si estamos ante un desgraciado accidente ante el que nada se podía hacer o ha habido alguna imprudencia y se hubiera podido evitar.

El Ayuntamiento ha hecho bien en abrir un expediente informativo, ya que algunas noticias conocidas a raíz del suceso son preocupantes. La primera es que la denuncia de los vecinos el mes de marzo pasado avisando de que la palmera estaba más inclinada ya fue un primer aviso. La explicación que se ha dado hasta el momento es que no encontró ninguna "anomalía determinante". Sobre esta palmera datilera se habían realizado, en los últimos años, dos informes más, uno en noviembre de 2020 y otro en el mismo mes del año siguiente, sin encontrar, dicen, ninguna incidencia grave.

Aunque no es determinante, en la capital catalana no se planta desde 2014 ninguna palmera datilera y se da la trágica circunstancia de que una palmera de la misma especie también cayó y mató a un hombre en 2020 en el parque de la Ciutadella. Esta es, por tanto, la segunda persona que muere por la caída de una palmera fruto de un aparente deterioro del árbol, ya que ningún fenómeno meteorológico brusco desencadenó el incidente mortal. El Ayuntamiento ha confirmado que no estaba en el radar del grupo de palmeras más controlado.

Habrá que esperar a conocer las conclusiones del informe, que el Ayuntamiento ya ha señalado que piensa contratar para que lo realice a una empresa independiente, lo que es una buena decisión. Por ahora, expresar una cierta sorpresa de que, después de que una persona muriera en 2020 por la caída de una palmera en la Ciutadella, no se adoptaran mayores medidas de control tras la denuncia de los vecinos. Había un precedente y no podía haber un segundo caso. Y, sin embargo, ha pasado. El equipo de gobierno saliente —los comunes han estado al frente de la ciudad entre 2015 y 2023— es obvio que también debe una explicación a la opinión pública de la información de que disponga, aunque estemos en el mes de agosto.