El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, ha rechazado la posibilidad de volver a Catalunya -cómo ha decidido Agbar-, y ha asegurado que el traslado fue la única solución posible ante la "pérdida de confianza por la inestabilidad política". Durante su intervención ante la Comisión de investigación del Congreso relativa a la crisis financiera de España y el programa de asistencia, el primer ejecutivo de la entidad catalana ha admitido que la decisión de trasladar la sede a Valencia fue "complicada" a causa de su arraigo en Cataluña, donde estaba establecida desde hacía 110 años.

En este sentido, Gortázar ha precisado que la salida de Catalunya, que se hizo efectiva el 7 de octubre, se produjo por motivos "estrictamente profesionales", subrayando que no hubo ninguna connotación política -en la misma línea que lo ha especificado para los suyos Jaume Guardiola, consejero delegado del Banco Sabadell-.

"La confianza", elemento clave

Esta decisión fue sometida al consejo, el cual decidió que era el mejor en el interés de la propia entidad, empezando por sus depositantes y clientes, pero también para sus empleados, accionistas y acreedores. Según ha explicado el banquero, un banco sin la confianza de un cliente no puede operar: "Al ver que empezó a resquebrajarse la confianza, que llevó consecuentemente a la retirada de depósitos, el traslado era la única solución posible", ha subrayado. "Si se repitiera la situación, se llegaría al mismo punto", ha sentenciado.

Por eso, Gortázar considera que se tiene que tener presente la clara diferencia que supone ser una empresa industrial a una entidad financiera: "El elemento de la confianza es muy crítico", ha precisado. Con todo, el principal ejecutivo de Caixabank ha asegurado que la decisión de cambiar de sede fue efectiva en el sentido que paró las salidas de depósitos e inmediatamente revirtió y normalizó la actividad del banco.