El Real Madrid atraviesa una fase delicada. Una crisis deportiva que vuelve a encender todas las alarmas en el Santiago Bernabéu. Las derrotas recientes han dejado al equipo tocado. Y, una vez más, el foco ha caído sobre Xabi Alonso. Sin embargo, cada vez son más las voces que aseguran que el técnico no es el único responsable. Que el problema es más profundo. Que también hay que mirar hacia arriba. Directo al despacho de Florentino Pérez.
El equipo volvió a sufrir ante el Manchester City. Empezó fuerte. Marcó Rodrygo. Pero el Madrid se diluyó. El City dominó. Controló los ritmos. Golpeó en el momento justo. La grada vio a un equipo partido, sin ideas y sin liderazgo. Un conjunto que repite los mismos errores. Un equipo que, pese a todo, aún permanece vivo en la lucha por clasificarse entre los ocho primeros de la Champions League. Al final reaccionaron y apretaron a los de Pep Guardiola. Pero no fue suficiente. Y las sensaciones son malas. Muy malas.
Xabi Alonso salva el cuello, pero sigue en la cuerda floja
Aun así, Xabi Alonso salvó el puesto. Perdió, sí. Pero evitó una humillación mayor. La directiva estaba lista para actuar si el marcador era más duro. El técnico sigue, pero su margen es mínimo. Y las críticas, intensas. Aunque, esta vez, no porque impusiera un estilo que no cuaja. La queja fue la contraria: el Madrid jugó igual que antes. Igual que con Carlo Ancelotti. Replegado atrás y corriendo a la contra. Sin plan. O, como muchos dicen, “sin jugar a nada”.
Algunos jugadores tampoco se libran del señalamiento. Vinícius y Bellingham están en el centro del debate. Al brasileño se le acusa de falta de autocrítica. De no aceptar ser sustituido. De creer que su rendimiento le convierte en intocable. Un problema grave para la autoridad del entrenador. Sobre Bellingham, se apunta que lo da todo, pero no es tan determinante como su primer año. Que su encaje táctico es un rompecabezas. Que el equipo no sabe cómo potenciarlo.
Florentino Pérez también recibe
Pero lo más llamativo es el giro del discurso. Cada vez más sectores empiezan a mirar hacia arriba. A la dirección. Y, en concreto, a Florentino Pérez. En varios análisis, como los de La Pizarra de Quintana, se sostiene que “el club no legitima al entrenador”. Que Xabi no puede trabajar “si un día hay un terremoto y otro un tsunami”. Que el Madrid vive en un caos emocional permanente. Que el vestuario ha vuelto a superar al técnico con el beneplácito de los responsables. Algo que ya pasó en etapas oscuras del club.
También se critica la planificación deportiva. Alonso pidió un centrocampista, pero no llegó. Faltaban perfiles clave. No se reforzaron zonas sensibles. Pero en el afán por contrarrestar a Lamine Yamal sí se fichó a un Franco Mastantuono que ni era necesario i ha dado la talla. Para muchos, una señal de que Florentino ve al entrenador como “un mal necesario”. Una idea peligrosa. Porque sin un proyecto sólido, sin una apuesta real por un técnico, el equipo se estanca. Se repite. Se agota.
