El FC Barcelona vivió una noche intensa en el Spotify Camp Nou. Una noche de esas que levantan al público. De esas que recuerdan lo que significa competir por el liderato. El equipo de Hansi Flick remontó un duelo vibrante ante el Atlético de Madrid y lo hizo con autoridad. El resultado final, 3-1, dejó al Barça más líder, cuatro puntos por encima del Real Madrid, y reforzado emocionalmente. Pero, como casi siempre en el fútbol, no todo fue alegría.

El partido comenzó cuesta arriba. El Atlético golpeó primero. Baena, en el minuto 14, silenció el estadio. Fue un gol que obligó al Barça a reaccionar. Y lo hizo. Diez minutos después, Raphinha apareció para dejar sentado a Oblak y firmar el 1-1. El equipo creció y el estadio rugió como en las grandes noches. Y en el minuto 65, la remontada. Dani Olmo hizo el 2-1. Una jugada brillante. Un gol que elevó al Barça. Un gol que encendió a los aficionados.

Raphinha en el Barça-Atlético EFE

Marcus Rashford no compartió la felicidad con sus compañeros

Pero no todo eran caras felices en el Spotify Camp Nou este martes. Y tampoco en el Barça. Hay un jugador que lleva algunos partidos con la mosca tras la oreja. Hablamos de Marcus Rashford, que volvió a empezar en el banquillo.

Un Rashford llegó para ser importante. Para tener minutos. Para tener peso. Y durante los primeros meses lo tuvo. Fue titular. Fue decisivo. Pero todo cambió el 22 de noviembre, el día del regreso al nuevo Camp Nou. Ante el Athletic Club, el delantero británico se cayó de la convocatoria. Desde entonces, nada ha sido igual. Tres partidos sin titularidad. Dos en Liga y uno en Champions. Tres banquillos seguidos que han encendido su frustración. Tanto es así que ni se inmutó con los goles de Raphinha y Dani Olmo que daban la vuelta al marcador.

El Barça celebra un gol contra el Atlético EFE

Más tarde salió al terreno de juego. Tuvo 24 minutos. Y lo cierto es que firmó una buena actuación, con presiones agresivas y decisiones inteligentes. Y sí se le vio celebrando el tanto de Ferran Torres. Pero no fue una felicidad completa. Rashford sabe que lo tiene muy difícil con Raphinha recuperado y Ferran marcando goles. Y también con un Robert Lewandowski que, aunque falle un penalti, cuenta con el apoyo total de Hansi Flick. Si no hay lesiones, sabe que su papel se limitará a dar descanso a los pesos pesados.