El Girona sigue atascado en un barro del que no puede salir y empata a uno contra el Alavés en Montilivi (1-1). Ya son seis los partidos consecutivos que acumula el equipo de Eusebio Sacristán sin poder ganar, y no será por intentos ni intención. Cristhian Stuani ha adelantado a los locales y Borja Bastón, ya en la segunda parte, ha empatado el encuentro.

Los dos equipos tenían objetivos claros: el Girona, romper la mala racha de partidos seguidos sin ganar; el Alavés, mantenerse en puestos de Champions. Los vascos, sin embargo, lo tenían que hacer sin su jugador estrella. Y es que Ibai Gómez ha fichado por el Athletic Club. Primer partido, pues, de este nuevo Alavés sin la referencia habitual que los ha llevado a la zona europea.

Desbocados

En Girona empezaba sonando el séptimo de caballería. Inicio fulgurante bajo el ritmo de las trompetas de los rojiblancos que querían cambiar la dinámica en la que estaban sumergidos. En un minuto, los locales ya habían tenido dos ocasiones y presionaban como fieras oliendo sangre. El Alavés no las veía a venir.

Se figuraba a noche grande en la ciudad gerundense. Bono hacía una ruleta en la salida de balón que desencadenaba la ovación en Montilivi. Dos minutos después, Pere Pons confirmaba que estaba plenamente recuperado en una conducción endemoniada con auto-pases sorteando rivales. El dominio local era absoluto.

Poco tardaba en materializarse la sensación de superioridad. Y qué gol. Stuani controlaba con la derecha en el interior del área para rematar de chilena con la izquierda, superar a Pacheco y abrir la lata. Duodécima diana del uruguayo en esta Liga. El hombre gol del Girona lo había vuelto a hacer.

A partir del minuto 25, el Alavés hacía acto de presencia en Montilivi. Calleri enviaba la pelota al palo con un disparo de rabona, invalidado por fuera de juego. De ser legal y entrar, era el gol de la jornada. Minutos después, Bono evitaba el empate con una mano después de una excelente jugada colectiva de los vascos. Era el aviso de lo que vendría en la segunda.

La respuesta del Alavés

No se habían jugado ni seis minutos de la segunda parte que Borja cazaba un melón caído del cielo después de un mal tiro de Calleri. De delantero clásico, Bastón le ha ganado la posición a la defensa del Girona, ha controlado dentro del área pequeña y ha fusilado con la izquierda la portería de Bono, que poco podía hacer en esta ocasión. Empataba el Alavés y el Girona que se veía obligado a volver a marcar si quería sumar los tres puntos.

El gol había descentrado el equipo gerundense. Impreciso, agresivo al choque y abusando de pases largos, en ocasiones un punto forzados. La prueba más clara era la amarilla de Stuani por simular un penalti. A Eusebio no le gustaba lo que veía e introducía la velocidad de Valery por el músculo de Douglas Luiz.

El partido se había dormido. Las ocasiones llegaban con cuentagotas, el ritmo había bajado y cada vez se perdían más balones. El cansancio empezaba a aparecer. Portu caía en el área y pedía penalti. El defensa tocaba primero balón, pero la entrada posterior estaba bien presente y, de no haberlo enviado al suelo, Portu hubiera podido luchar por la pelota. El árbitro no señalaba nada.

La entrada del Choco Lozano daba velocidad y piernas frescas en la banda derecha, castigando el minutaje de los jugadores del Alavés. El Girona creaba peligro, pero no llegaba a disparar. Malos remates, acciones defensivas de mérito de los visitantes o pérdidas de balón hacían que el olor a empate se fuera confirmando en Montilivi.

El árbitro silbaba el final en un partido que hacía rato que parecía estar en tablas. Ambos habían llegado, más el Girona, pero si no se llega a disparar es muy difícil marcar en este deporte.