Álvaro Carreras vivirá un verano complicado. Pese a ser uno de los jugadores más destacados de la temporada, su presencia en el Mundial 2026 parece cada vez más improbable. No es una cuestión de forma física ni de rendimiento. La raíz del problema está en su mala relación con Luis de la Fuente.
Desde hace meses, la comunicación entre el lateral izquierdo y el seleccionador español se ha deteriorado. Carreras no ha entrado en convocatorias con la absoluta, pero ha estado presente en algunas concentraciones. Y en ellas, la relación entre el jugador y el míster ha sido muy fría. El futbolista no encajó en la planificación, la forma de trabajar y las ideas de Luis de la Fuente.

Álvaro Carreras no encaja en los planes de Luis de la Fuente
El seleccionador da prioridad a la disciplina interna y la cohesión del vestuario. Cada gesto o comentario de Carreras fue interpretado como una falta de alineación con el grupo. Así, a pesar de sus números y de su influencia en el campo, su relación personal pesa más que su nivel futbolístico.
El problema se agrava con la competencia. España cuenta con Marc Cucurella y Álex Grimaldo como laterales izquierdos. Cucurella destaca por su intensidad defensiva, velocidad y capacidad para mantener todo el carril durante los 90 minutos. Es fiable y encaja con el estilo de De la Fuente. Por su parte, Grimaldo aporta calidad ofensiva, golpeo de balón y capacidad para marcar diferencias en situaciones a balón parado. Juntos ofrecen un equilibrio que el seleccionador valora más que la creatividad individual de Carreras.

Carreras tiene pocos números para ir al Mundial
Sin embargo, Álvaro tiene argumentos deportivos sólidos. Su estilo es más vertical y desequilibrante, con más potencia que Grimaldo y más llegada que Cucurella. Puede abrir espacios, generar peligro constante y aportar velocidad al ataque. Pero esas cualidades no han sido suficientes para superar la tensión personal que lo mantiene al margen.
A medida que se acerca la convocatoria, la exclusión de Carreras se confirma como un hecho casi definitivo. La decisión de Luis de la Fuente refleja que el encaje colectivo y la armonía del vestuario pesan más que el talento individual. España perderá así a uno de sus laterales más en forma, un jugador que, en condiciones normales, sería titular indiscutible.