El Barça atraviesa un inicio de temporada lleno de interrogantes. Más allá de las lesiones recurrentes de jugadores importantes, el equipo de Hansi Flick todavía no ha alcanzado el nivel de juego que mostró la temporada pasada. Y aunque las alarmas todavía no están encendidas —la distancia con el Real Madrid es de solo cinco puntos—, el conjunto blaugrana muestra un síntoma preocupante: ha encajado goles en ocho partidos consecutivos, un dato que no se veía desde la etapa de Ronald Koeman en el banquillo, entre enero y febrero de 2021.

¿Por qué el Barça está encajando tantos goles?
Este registro, totalmente anómalo en un equipo que aspira a recuperar su solidez, pone de manifiesto que el problema no es puntual, sino estructural. Lo que más preocupa es el rendimiento colectivo sin balón. El equipo sufre cuando presiona arriba, una de las claves del modelo que quiere imponer Flick. Uno de los pilares del técnico alemán es la presión intensa e inmediata tras pérdida, para recuperar rápidamente la posesión. Pero esta presión, ahora mismo, no es efectiva. El bloque defensivo se coloca muy arriba, mientras que los jugadores encargados de presionar no siempre llegan a tiempo. Esta descoordinación genera espacios a la espalda de la defensa y facilita que los rivales puedan atacar con profundidad. En otras palabras: el Barça se está exponiendo demasiado.
Además, la mala gestión de la posesión acentúa el problema. Cuando el equipo pierde el balón, muchos jugadores se encuentran fuera de su zona óptima para presionar. El exceso de verticalidad —esta tendencia a buscar rápidamente la portería contraria— hace que el Barça pierda el control y no tenga tiempo para reposicionarse. Y esto, tácticamente, es letal.

La salida de Iñigo Martínez, otra causa
Hay, también, factores estructurales. La salida de Iñigo Martínez, que se marchó a Arabia Saudí, ha dejado un vacío importante. El central vasco era quien ordenaba y lideraba la línea defensiva. Su ausencia ha obligado a Pau Cubarsí a jugar en la izquierda, donde rinde menos, y ha dado protagonismo a Eric Garcia, una de las notas positivas del curso. En cambio, Ronald Araujo sigue ofreciendo sombras: a su irregularidad con balón se le suman algunas evidentes carencias defensivas.
Todo ello ha convertido la solidez defensiva en el gran reto pendiente de Flick. El técnico deberá encontrar el equilibrio entre intensidad y orden para romper esta dinámica. Porque, aunque el Barça sea un equipo con infinitas opciones ofensivas, ningún proyecto campeón puede permitirse encajar goles de manera recurrente. De momento, no es hora de encender las alarmas, pero sí de hacer autocrítica. Flick deberá encontrar “la tecla” que vuelva a dar estabilidad a su equipo. Y quizás, más que cambiar la línea defensiva, el reto depende de ajustar cómo se ataca y cómo se pierde el balón. Al final, en el fútbol, todo está conectado.