¿Mal de altura, miedo a quedarse a medio camino, mala gestión o decepcionantes propuestas? El Barça empieza a tener un grave problema. La marcha de la última gran perla de la Masia, Sergio Gómez, al Borussia Dortmund, ha hecho colmar nuevamente el vaso. No es ninguna novedad que una joven estrella surgida en la casa decida cambiar de aires antes de dar el paso definitivo hacia el fútbol profesional. Con este nuevo caso de una fuga de talento muchos vuelven a recordar los espisodios de Jordi Mboula (Mónaco) o Eric García (Manchester City).
El Barça, un club de pasitos
Ser futbolista de élite es un trabajo de privilegiados. Es el sitio donde todo el mundo quiere llegar. Pero gran parte de los que lo intentan se quedan a medio camino. Y si eres futbolista del Barça, las ínfulas llegan mucho más arriba, se coge más impulso, y al final las caídas pueden ser más fuertes.
Los futbolistas formados en la Masia viven en una burbuja de gran fútbol, de grandes esperanzas, crecen con un ADN privilegiado y se aproximan mucho a sus sueños. Pero todo no es tan real. Una vez pasas las fases requeridas y llegas al Juvenil A, en la antesala del fútbol profesional, el chip cambia completamente. El futbolista es egoísta y quiere quemar rápido las etapas, y es por eso que quieren llegar lo antes posible al primer equipo.
Y en can Barça todo todavía es más complicado. No hay punto de comparación con el Manchester City, el United, el Arsenal, el Dortmund o el Bayern de Munich, porque aquí los pasos finales siempre son más difíciles. Andando poco a poco es prácticamente imposible que con edad juvenil saques la cabeza en el primer equipo.
El dinero mueve el fútbol
No es ningún secreto, ni mucho menos, que el mundo del fútbol se mueve por el dinero. Los jóvenes jugadores del Barça, y más las pequeñas estrellas, se ven muchas veces forzadas a decidir por culpa de un representante sediento de millones o por unos padres que ven el éxito de su hijo demasiado cerca. Algunas veces de tanto esperar se piensan que todo se enfría, y la precipitación pasa por marcharse del Barça. El club blaugrana paga unos buenos sueldos a los jugadores, los contratos son increíbles para un menor de edad, pero las promesas no se adecuan a las expectativas.
Sergio Gómez, Jordi Mboula, Eric García, entre muchos otros, han dejado el Barça por dinero, pero sin ser esta la razón principal. Todos ellos han sido seducidos por propuestas deportivas mucho más encantadoras. Precisamente la última marcha de Gómez es, en gran parte, por la promesa del Dortmund de poder jugar en el primer equipo a partir de la próxima temporada, aparte de la gran mejora económica que recibirá. Un plan futbolístico a corto plazo mucho más atractivo que el esperado en Barcelona.
Inadecuado trato mercantil
Otra de las grandes equivocaciones del Barça es el pobre trato que tiene hacia los futbolistas de la casa. En el caso de las mayores promesas el mercadeo es habitual y, para contrarrestar las ofertas que reciben del exterior, el club blaugrana ofrece igual o más dinero para amarrarlos. Los futbolistas parecen objetos. '¡Que por dinero no sea!', debe pensar al Barça. Pero más allá de todo, se tiene que construir una propuesta de valor, de club y de futuro.
Es cierto que la pela es la pela y que el fútbol se mueve por este régimen, pero parece que el Barça no se esfuerza en nada. La inflación de este mundo ha hecho despertar al club renovando las primeras espadas del primer equipo. Y a los jóvenes se los deja de lado. Las cláusulas de estos futbolistas son paupérrimas para los equipos ingleses o alemanes. Precisamente Sergio Gómez se marcha al Dortmund por sólo tres millones de euros, el precio de su cláusula.
El Barça se equivoca fichando
El club blaugrana hace muy poco por evitar la marcha de sus promesas. Es obvio que a día de hoy no se puede competir con la propuesta deportiva de llegar con 17 o 18 años al primer equipo, ya que desde el Barça se cree que hay unos tempos a cumplir. Hasta aquí todo correcto. Pero tampoco se mejoran ni se piensa en arreglar estas condiciones.
El Barça dicta que poco a poco se incorporen al Barça B, y después ya podrán empezar a disfrutar de minutos en el primer equipo. Casos como Sergi Roberto o Carles Aleñá demuestran que si se quiere y se tiene paciencia todo llega.
Pero la política de fichajes del club, agravado después de ascender el filial en la Segunda división, obliga a que los jóvenes de la casa se rebelen. La excusa del Barça es que tienen que mantener el equipo en la categoría de plata, pero mientras tanto van fichando futbolistas veteranos y no tan veteranos que ocupan las posiciones que, presumiblemente, tendrían que coger estas jóvenes promesas de la cantera. Así se le cerraron las puertas del filial a García, Mboula, o ahora a Gómez.
Vitinho, David Concha, Martin Hongla, Christian Rivera, Ballou Tabla o Marcus McGuane son algunos de los futbolistas que han rellenado a un Barça B que se completa con extranjeros –futbolísticamente hablando– y dejan sin el voto de confianza necesario a los jóvenes de la Masia. Con toda la razón del mundo se marcha el talento.
Saber ver la realidad
Ahora el Barça tiene que respirar, replantearse las cosas y saber como solucionar el futuro más inmediato. Si sus futbolistas no quieren triunfar en el Barça, no pasa nada, que se marchen. Pero si realmente quieren hacer historia en el Camp Nou, no les pongas trabas. Con la marcha de Sergio Gómez, balón de plata en el pasado Mundial sub-17, queda detenerte y ver realmente qué te queda.
Para solucionar otras posibles fugas mejor que la dirección deportiva se cuide de revisar las renovaciones de Oriol Busquets, Abel Ruiz, Juan Miranda o Mateu Morey. Se debe tener presente que el Barça lo ha ganado todo gracias a los Xavi, Iniesta, Messi, Busquets, Puyol, Valdés, Pedro... gente que ha crecido en la Masia.