Por Sant Jordi el Barça no ha regalado ni un libro ni una rosa, sino que el regalo ha sido acariciar la Liga. Victoria blaugrana en el campo del Alavés gracias a la persistencia y a los goles de Carles Aleñá y de Luis Suárez (0-2). Y sin fallar en el penúltimo paso antes de proclamarse campeones.

Pelota sin eficacia

Jugar al fútbol es tener el balón, como el Barça ha demostrado en Mendizorroza, pero también es marcar goles. Y este último aspecto ha costado mucho de encontrar porque con Leo Messi en el banquillo se complicado mucho más. Dembélé y Coutinho han compartido titularidad, pero han descansado Lenglet, Jordi Alba, Arthur y Rakitic, que no ha viajado.

El Barça, con rotaciones pero sin desentonar, ha sido reconocible en Vitoria pero no productivo. Había pasado en otros partidos sin el '10' que los blaugrana dejaban de entender cuál es su ADN. Y ni con Arturo Vidal se ha acabado de perder esta sensación.

Arturo Vidal Alabès Barça EFE

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El Barça ha dominado de manera exagerada: 81% de posesión en la primera mitad. Pero a pesar del control, ningún gol. Luis Suárez y Sergi Roberto han perdonado al inicio del partido, pero de la buena manera que ha empezado el conjunto culé, poco a poco la amenaza se ha ido diluyendo.

Sin Messi ya se sabe ganar

Sin recursos ofensivos porque Dembélé y Coutinho se ofuscaban en los últimos metros y Luis Suárez que no tenía un socio que viera sus desmarques. Y detrás, el fútbol no pasaba por los pies de Busquets, el único centrocampista que conoce a la perfección qué necesita el Barça.

Y con Messi calentando ya en la banda, el equipo ha reaccionado. Las carreras del argentino fuera del terreno de juego han sido como un antídoto. Y el Barça ha cambiado el partido. Sergio Roberto ha visto que su diagonal de derecha a izquierda podría ser productiva, pero que lo sería aún mejor su asistencia rasa que ha dejado pasar Suárez y Aleñá ha cazado en el punto de penalti. Control y gol.

Carles Aleñá gol Alavés Barça EFE

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El Barça ha sabido hacer el primer golpe del partido en el minuto 54, y seis minutos después ha sentenciado. De un gol anulado a Umtiti por fuera de juego, el VAR ha acabado avisando al árbitro de unas manos dentro del área. Y ha sido penalti. Luis Suárez no ha fallado justo antes de la entrada al campo de Messi.

Y ya con el '10' sobre el césped de Mendizorroza, el partido se ha tranquilizado. Pausando el juego, acelerando cuando hacía falta y pensando en una Liga que ya está a tocar. La victoria blaugrana contra el Alavés obliga al Atlético de Madrid a no perder ni mañana ni el sábado si no quiere ver como el Barça canta el alirón antes de jugar el sábado en el Camp Nou contra el Levante.