He topado con las Proses reposades (Periscopi) de Miquel Martín i Serra y ha sido algo bueno, porque no le conocía. Sabía su nombre, lo había visto en algunas portadas, pero nada más. Es autor de dos novelas,La drecera i Guanyàras una mar llisa. No las he leído, pero creo que ahora lo haré. También he leído Sense mans pel camí fondo (Editorial Gavarres), la primera novela de Mar Camps.
Diría que no se ha hablado demasiado, de la recopilación de prosas cortas de Miquel Martín I Serra, quizá por la convicción habitual de que el lector no estará a la altura, o que no le interesará: es un mal extendido creer que la gente da por menos de lo que da. Proses reposades me ha hecho pensar primero en Montaigne y después en Les bonhomies de Carner. La parte que me ha recordado Montaigne son las prosas del principio, que giran sobre los encantos de la naturaleza, el mar y las delicias asociadas, los paisajes embriagadores, el pescado fresco y la aproximación a la naturaleza. Montaigne es el maestro de todos los ensayistas el mundo, no hay forma de aproximarse al género sin acercarse al francés, que a su vez era una renacentista y, por tanto, bebía de los clásicos latinos, es decir de Horacio. El hilo conductor del género del ensayo es éste, y Martín i Serra lo hace suyo y nos acompaña de la mano con sus manías.
Una cruzada contra el desorden
En el ensayo y el dietario la distancia entre el narrador y lo que nos cuenta es central. El equilibrio entre la proximidad y la distancia hace que el resultado esté bien o sea nefasto. Vicenç Pagès Jordà, en paz descanse, apunta en su Curs de prosa que a menudo se justifica la autoficción por la supuesta veracidad de lo que se explica. En otras palabras, viene a decir, si no sabes escribir siempre puedes vender las miserias de tu vida y la cuestión de la calidad literaria quedará en segundo plano. Nada de esto ocurre en Proses reposades, el autor se guarda bastante de hablarnos de su intimidad –si bien la rutina es la forma de intimidad por excelencia, y eso sí que nos lo explica, pero deja al margen a los demás, la gente que le acompaña. Si hay algún autor vivo en catalán que yo haya leído y pueda decir que se parece a Miquel Martín es el valenciano Manuel Baixauli, publicado también en la editorial Periscopi –pienso en la recopilación de prosas Ningú ens espera, que leí con placer hace ya muchos años.
Martín i Serra afirma con clarividencia que no es verdad, que los desorganizados sepan dónde guardan las cosas. "No existe el orden en el desorden, ni la limpieza en la suciedad". Como persona que suele llegar tarde y tiende a la entropía, me parece que el autor tiene toda la razón del mundo
Las prosas de Miquel Martín y Serra que más me han gustado son las que más se acercan a Les bonhomies de Josep Carner, una recopilación de artículos que el poeta publicó en los medios de su época. El autor es conservador como Carner, no sé si conservador en lo político, lo de coger una papeleta u otra cada cuatro años, pero definitivamente conservador en lo cotidiano. En Proses reposades hay un ensayo en contra de los impuntuales y otro en favor de la rutina, y todavía hay otro texto que es una cruzada contra los desorganizados. Martín y Serra afirma con clarividencia que no es verdad, que los desorganizados sepan dónde guardan las cosas. "No existe el orden en el desorden, ni la limpieza en la suciedad". Como persona que suele llegar tarde y tiende a la entropía, creo que el autor tiene toda la razón del mundo. Es finísimo al estilo de Carner, inteligente y poético sin empalagarnos. Estas tres prosas sobre el orden y la rutina me han gustado especialmente no por su originalidad, sino porque despliegan una voz narrativa y una personalidad literaria bien definida. Si me gusta la voz literaria de un autor, sea quien sea el narrador que me presenta, puedo estar casi segura de que me gustarán todos sus libros.
Una novela que es un dietario que es un ensayo
Hay otra autora ampurdanesa a la que también he leído estos días y que creo que merece un espacio y una mención honorable. Es Mar Camps, que hace unos meses publicó su primera novela en formato de dietario, Sense mans pel camí fondo. La protagonista no es ella, no tiene su nombre, pero se le parece bastante. La leemos en forma de diario personal, entradas de los días de julio y agosto. Un viaje a Sicilia, un gran amor (por decir algo), la abuela como una figura entrañable y al mismo tiempo como una reliquia antropológica de lo que somos y se nos muere. Nunca es el qué, siempre es el cómo, quiero decir que podría hablarme de cualquier otra cosa y la novela me hubiera interesado igual, creo. Por el formato de dietario y por el tono, Sense mans pel camí fondo se parece más a un ensayo que a una novela clásica, y consigue el equilibrio entre la reflexión y la emoción, sin caer en las trampas de la banalidad ni de la pedantería. Camps acaba de empezar, y la distancia entre su protagonista y el texto es más corta. En Sense mans pel camí fondo nos cuenta más cosas sobre la narradora, amores y desamores, sin el pudor sofisticado de Martín i Serra. Del narrador de Proses reposades no sabemos nada, aparte de que tiene una hija, y que saca a pasear a unos perros –no quiere que sepamos nada de él, igual que tampoco Josep Pla quería que supiéramos nada de él, y se escondía siempre tras aquella prosa aparentemente cercana y despreocupada.
La leemos en forma de diario personal, entradas de los días de julio y agosto. Un viaje a Sicilia, un gran amor (por decir algo), la abuela como una figura entrañable y al mismo tiempo como una reliquia antropológica de lo que somos y se nos muere. Nunca es el qué, siempre es el cómo
Algo que me ha pasado mientras leía un libro y con el otro es que me ha cogido una especie de urgencia de vivir, quizás por el énfasis sensorial que ponen los dos autores, o por la sintonía que he oído con los dos narradores y por lo que explican. Esto no me ocurre muy a menudo. Pensaba en Proses reposades y en la novela dietario y me he fijado en que Mar Camps ha añadido la lista de lecturas que la acompañaron mientras escribía su primer libro. Entre las lecturas había una de Miquel Martín, también publicada en la misma editorial Gavarres que ha publicado a Mar Camps: Vell país natal. Sin querer, las conexiones entre Miquel Martín y Mar Camps han venido solas. En su Curs de prosa, Pagès Jordà ya lo dice, que no sabe qué les ocurre a los ampurdaneses. Parece que la providencia les haya bendecido con el don de la literatura –quizá sea cosa del paisaje. Aquí el mismo Pagès Jordà hace un poco de trampa, y barre hacia casa: él mismo, autor celebrado en vida y muerto, nació en Figueres.