Martin Parr, cronista incisivo de la cotidianidad británica y figura clave de la fotografía documental contemporánea, ha fallecido este sábado en su casa de Bristol, a los 73 años. Su familia lo ha hecho público este domingo a través de un comunicado en las redes sociales, en el que también ha anunciado que la Martin Parr Foundation y la agencia Magnum Photos trabajarán conjuntamente para preservar y difundir su legado. Diagnosticado de cáncer en 2021, Parr consagró décadas de trabajo a retratar con humor, ironía y un marcado sentido crítico las aspiraciones, las contradicciones y los rituales cotidianos de la clase media del Reino Unido. Sus imágenes, llenas de colores vivos y de una mirada incisiva, capturaron las singularidades de la sociedad británica como pocas otras, convirtiéndolo en una voz fundamental dentro de la fotografía europea y mundial. “Echaremos mucho de menos a Martin”, ha expresado la fundación en el anuncio de su fallecimiento
Nacido en 1952 en el condado de Surrey y criado en Epsom, Parr heredó la pasión por la fotografía de su abuelo George, un aficionado que le transmitió la curiosidad por el retrato de la realidad. Esta fascinación temprana se cristalizó en una mirada singular con la que, durante más de medio siglo, Parr documentó la vida cotidiana del Reino Unido, centrándose con especial atención en el sistema de clases inglés. Con humor e ironía, Parr inmortalizó desde los hábitos vacacionales de la clase trabajadora hasta los rituales de las comunidades rurales o los ostentosos privilegios de las élites en épocas convulsas como el thatcherismo. Su libro más icónico, The Last Resort: Photographs of New Brighton (1986), marcó un punto de inflexión en la fotografía documental, rompiendo con el blanco y negro clásico para apostar por colores saturados y estridentes, con una estética cercana a las postales populares de los años cincuenta y sesenta.
La obra de Parr, a menudo satírica, no estuvo exenta de críticas. Algunos le reprochan una cierta condescendencia, acusándolo de retratar a las clases más desfavorecidas desde una óptica de clase media, a pesar de que su objetivo también apuntó hacia esa misma clase y a los sectores más privilegiados del país. Él mismo reivindicaba una mirada empática y comprometida, asegurando que todos los fotoperiodistas son “de izquierdas”, ya que para ejercer esta profesión es necesario que “te importe la gente”. “Intento señalar cuando encuentro verdades universales. La verdad es subjetiva, pero es el mundo tal como lo encontré”, afirmó en una entrevista a The Architectural Review en 2020. Esta voluntad de mirar hacia adentro quedó plasmada en The Cost of Living (1987-1989), una serie que ofrece una mirada mordaz a las aspiraciones y convenciones sociales de la clase media británica.
Miembro de la agencia Magnum desde 1994, que presidió entre 2014 y 2017, Parr solía definir su obra como “fotografías serias disfrazadas de entretenimiento”. Su ingreso en la cooperativa fotográfica generó controversia, incluso dentro de la misma organización: el legendario fundador Henri Cartier-Bresson lo describió como “de otro planeta” por la distancia estilística con la línea clásica de Magnum, referente mundial del fotoperiodismo. Fue aceptado por un solo voto de diferencia. Ya consolidado, Parr impulsó en 2014 la Fundación Martin Parr, que acoge su archivo personal y una amplia colección de obras de otros fotógrafos británicos e irlandeses, con el objetivo de preservar y difundir el patrimonio documental de su entorno.
