Supongo que es porque hay muchas iglesias (cuanto menos, es la impresión que me llevo siempre que voy), pero este fin de semana se ha producido un milagro en Tàrrega. De hecho, este fin de semana se ha vivido más de uno, de milagros, en la capital del Urgell.

Triple milagro

Un primer milagro es que, mientras diluviaba en buena parte del país, allí lucía un sol despampanante. Parace una tontería, pero no es menor. Te levantas tronando en el exterior y te preguntas: "¿Y si llueve allí también?". Te sacas la pereza de encima, aunque todas las previsiones indican lluvias, coges el coche y que sea lo que tenga que ser. Enfilas la A2, superas Montserrat anieblada, pasas de largo Igualada grisácea y, de repente, se abre un claro que se va afianzando a medida que te acercas a Tàrrega con un sol, no deslumbrante, pero sí calurosamente acogedor, que iluminará durante todo el fin de semana la Feria del Teatro en la Calle.

Es un milagro que una ciudad como Tàrrega (ni Lleida, ni Tarragona, ni Girona, ni mucho menos Barcelona), haga más de cuatro décadas cada mes de septiembre viva una experiencia como su Feria de Teatro en la Calle. Un referente absoluto de las artes escénicas, ya no solo en nuestra casa, sino en el resto del Estado y del continente. Este año han bajado el telón con una ocupación de cerca del 75% y más de 14.500 entradas vendidas, un 10% más respeto al año pasado.

45 edición del Festival de Teatro en la Calle de Tàrrega / Foto: Oriol Rodríguez

Desde la organización dicen que este 2025 han alcanzado su triple objetivo: ser un mercado cultural estratégico, un festival para los amantes de las artes escénicas y... (este tercer punto me lo guardo para el final). Y este sí que es un gran milagro. Es increíble llegar a la capital del Urgell y tener que hacer cuadrar el círculo para llegar a todos los espectáculos que quieres ver. Más todavía pasear por sus calles y (a pesar de que con un poco de sobredosis de malabaristas y equilibristas), quedarte totalmente boquiabierto en cada plaza, en cada callejuela, con los artistas del Off.

Decían desde la organización al cerrar este 45 edición, que habían alcanzado su triple objetivo: ser mercado estratégico, un festival para los amantes de las artes escénicas y, había dejado el tercero para el final, una fiesta popular que ha conectado con la ciudad. Porque este sí que es el gran milagro de Tàrrega. Aquello que hace única la FiraTarrega es estar bailando un sábado en la plaza Major a las cinco y media de la tarde el Ritmo de la Noche, rodeado de toda, y cuando digo toda es todo tipo de gente: de grande a pequeños, de punks de cresta verde a familias normativas... Un |crisol y diversidad social que en el teatro de calle han encontrado su común denominador. Sí, definitivamente, este es el gran milagro de Tàrrega. Porque poder tener acceso al arte y la cultura, ni que sea durante cuatro días al año, de forma directa y muchas veces gratuitamente, nos hace crecer como sociedad, siendo más tolerantes y libres. No sé si más inteligentes, pero seguro que menos burros e idiotas.