Barcelona, 18 de julio de 1922. Hace casi cien años. Francesc Macià ―entonces diputado en las Cortes españolas― Lluís Marsans, Daniel Cardona, Domènec Solé y Manuel Pagès, dirigentes de la Federació Democràtica Nacionalista, fundaban Estat Català, que después de una breve evolución ideológica se convertiría en el primer partido independentista de la historia de Catalunya. Estat Català, nacido inicialmente como un partido nacionalista e insurreccional, muy pronto se convertiría en una formación "independentista, interclasista y no dogmática, que lucha por la independencia de los Països Catalans y el catalán como única lengua oficial". Recogería una tradición surgida un cuarto de siglo antes, aglutinaría un movimiento formado, hasta entonces, por grupúsculos inconexos, y lo convertiría en una opción política no tan sólo con presencia en las instituciones, sino en la dirección del país.

Actos de celebración en Barcelona del bicentenario de 1714 (1914). Fuente Blog Cuál la hacemos

Actos de celebración en Barcelona del bicentenario de 1714 (1914) / Fuente: Blog Quina la fem

La génesis del independentismo catalán

Los ponentes de las Bases de Manresa (1892) ―el primer proyecto concreto de autogobierno catalán desde la ocupación borbónica de 1714― no eran independentistas. Los prohombres de la asamblea manresana proponían, básicamente, la restauración del régimen foral anterior a 1714 y la adaptación a la nueva realidad del momento. En cambio, durante e inmediatamente después de la tercera y definitiva Guerra de Cuba (1895-1898), surgirían las primeras voces que reivindicaban la independencia de Catalunya. El conflicto cubano, que había enfrentado dos ideas radicalmente opuestas (independencia y libertad contra colonialismo y opresión) se proyectó sobre ciertos sectores de la sociedad catalana del momento. Reveladoramente, el diseño de la bandera estelada ―el símbolo del independentismo contemporáneo catalán― se inspiraría claramente en la bandera independentista cubana.

Los primeros movimientos independentistas catalanes

Desde que el año 1908 Vicenç Albert Ballester i Camps creó el diseño de la bandera estelada hasta 1922, que Macià fundó Estat Català, el movimiento independentista vivió un proceso de crecimiento lento y difícil. El año 1916, en plena I Guerra Mundial (1914-1918), se formó un grupo de unos 6.000 voluntarios catalanes que fueron a luchar en las trincheras francesas, que en aquel conflicto representaban los valores de la república y de la democracia, totalmente opuestos a los de la monarquía y del autoritarismo del Imperio alemán del momento. Aquel Comité de Hermandad, articulado por la Unió Catalanista con el apoyo de Prat de la Riba ―president de la Mancomunitat de Catalunya― y del rosellonés Joffre ―mariscal de Francia―, se implicó en aquella guerra con el objetivo de internacionalizar la reivindicación independentista catalana.

Izada clandestina de una bandera indepentista en Lleida, durante la dictadura de Primo de Rivera (1924). Fuente Archivo de ElNacional

Izada clandestina de una bandera independentista en Lleida, durante la dictadura de Primo de Rivera (1924)

De Verdún a Macià

Aquella misión se saldó con un éxito muy relativo. Si bien es cierto que las portadas de prensa europeas prestaron una importante atención a los catalanes que combatían (y que caían) en las batallas de Verdún y del Somme (las más mortíferas de aquel conflicto), también lo es que, concluida la guerra (1919), Georges Clemenceau, en aquel momento presidente del gobierno francés (y que había recibido la promesa de su homólogo español Romanones de obtener importantes concesiones coloniales en el norte de África a cambio de ignorar a los catalanes), despachó el Comité de Hermandad con la cita “Pas d’histoires, catalans, pas d’histoires”. Aquella traidora bofetada provocó un descalabro en el independentismo catalán (que era, en definitiva, el objetivo de Romanones) y el resultado fue una dispersión del movimiento, que no se reagruparía hasta la creación de Estat Català.

Estat Català en la clandestinidad

Paradójicamente, Estat Català vivió su primera etapa dorada en la clandestinidad. El 15 de septiembre de 1923, el capitán general Primo de Rivera ―con el entusiástico apoyo del rey Alfonso XIII― perpetraba un golpe de estado que ponía fin a medio siglo de régimen constitucional y que comportaría la ilegalización y persecución de todas las fuerzas políticas y sindicales, y de todas las asociaciones culturales, excepto la Unión Patriótica, convertida en partido único del régimen; y, curiosamente, el PSOE, que fue relativamente tolerado e, incluso, participó en la formación de los Consejos de Ministros de la dictadura. Macià y los otros prohombres fundadores de Estat Català se exiliaron, pero no se quedaron dormidos: se puede decir que fueron los únicos en crear una maquinaria de oposición clandestina al régimen que no tardaría en recoger sus frutos.

Los miembros de Bandera Negra que participaron en el Complot del Garraf, poco después de su liberación (1930). Fuente Archivo de ElNacional

Los miembros de Bandera Negra que participaron en el complot del Garraf, poco después de su liberación (1930)

Bandera Negra

Los sectores más activos de Estat Català en el interior crearon la organización armada Bandera Negra que, rápidamente, se convirtió en un referente de la oposición clandestina al régimen dictatorial español. Bandera Negra, formada por hombres como Miquel Badia i Capell que, poco después, tenían que tener un papel muy relevante en la política catalana, es especialmente conocida por el complot del Garraf (el atentado frustrado contra el rey Alfonso XIII, 30 de mayo de 1925), sin embargo, se dimensionaría a partir de la detención, encarcelamiento y condena de sus miembros (en un procedimiento totalmente irregular, dirigido por el estamento militar español en Catalunya y marcado por las brutales torturas y por la ausencia de garantías procesales) que la transportó de la categoría de organización totalmente desconocida por el gran público a la de símbolo de la resistencia catalana.

Estat Català y la gira americana

Los hechos de Prats de Molló (1926) y el posterior juicio de París (1927) serían el punto culminante de Estat Català en la clandestinidad y lo que conectaba su acción con la de los voluntarios catalanes de la I Guerra Mundial. Macià, durante el exilio, desplegó una intensa campaña de internacionalización de la reivindicación independentista catalana. Es bien conocida su gira por los, entonces, potentísimos casales catalanes de América (1925-1926), en busca de fondos para financiar una revolución independentista en Catalunya. El famoso "Emprèstit Pau Claris", creado en 1925 por Miquel Soldevila y firmado por Francesc Macià en nombre del gobierno provisional de Catalunya, recogió nueve millones de pesetas (el equivalente a unos cuarenta millones de euros), que salió, principalmente, de las aportaciones privadas de los emigrantes catalanes en América.

Estat Català y el viaje a Moscú

Como también es bien conocido el viaje que, en octubre de 1925, Francesc Macià y su secretario Josep Carner-Ribalta ―acompañados por Andreu Nin, entonces muy vinculado al régimen soviético― hicieron a Moscú, en busca de apoyos políticos y diplomáticos a la causa independentista catalana y que se saldó con un rotundo fracaso. Pero la gira americana y el viaje a Moscú ―con un éxito desigual― conducirían a Prats de Molló (Vallespir), el punto culminante de Estat Català durante aquella etapa de clandestinidad. En la Villa Denise de Prats de Molló, Macià y los prohombres de Estat Català establecieron un cuartel general y reunieron a un pequeño ejército de unos cien efectivos que se tenía que introducir en el Principado, llevar a cabo varias acciones armadas que perseguían más la repercusión mediática que el éxito militar y que tenían que desembocar en una revolución independentista generalizada.

Juicio de Paris contra Macià y los dirigentes de Estado Catalán por|para los Hechos de Prats de Molló (enero, 1927). Fuente Archivo de ElNacional

Juicio de París contra Macià y los dirigentes de Estat Català por los hechos de Prats de Molló (enero, 1927)

Los hechos de Prats de Molló

La detención, encarcelamiento y juicio de los dirigentes de Estat Català implicados en aquella operación (noviembre, 1926) ―a manos de la Gendarmería francesa y a causa de la delación de un topo, llamado Garibaldi, que trabajaba por el régimen fascista de Mussolini―, lejos de hundir el movimiento, sorprendentemente, lo reforzaron. Con la lección de la bofetada de Clemenceau bien aprendida, el juicio de París (enero, 1927) sería el verdadero éxito de Macià y de Estat Català. Durante semanas, los principales rotativos europeos abrieron las portadas con aquel juicio. Y la causa independentista catalana, silenciada desde 1919, volvía a todas las cancillerías europeas. Macià y sus colaboradores, condenados a penas simbólicas, saldrían victoriosos de aquel embate y Estat Català se perfilaría como una opción de gobierno en un escenario de recuperación de libertades.

La Constitución republicana catalana

Entre el juicio de París (enero, 1927) y la proclamación de Macià como primer president de la Generalitat restaurada (abril, 1931) pasaron una serie de hechos, a menudo desconocidos, pero que tienen una gran importancia. El 2 de octubre de 1928, todavía vigente el régimen dictatorial de Primo de Rivera, los dirigentes del Centre Català de La Habana y de Estat Català redactaban la primera y, hasta la actualidad, única Constitución republicana catalana. Aquel texto, entre otras cosas, definía la República Catalana como "técnica y democrática inspirada en las democracias liberales: establecía el voto universal y secreto, un parlamento unicameral y la elección indirecta de un presidente". Y establecía, también, la obligatoriedad de hacer desaparecer "todo vestigio público del periodo de dominio colonial español", como, por ejemplo, las corridas de toros.

Portada del Diario de Barcelona (1936). Las Columnas Macià Companys d'Estat Català a la Guerra Civil española. Fuente Estado Catalán

Portada del 'Diario de Barcelona' (1936). Las Columnas Macià Companys de Estat Català en la Guerra Civil española / Fuente: Estat Català

Estat Català y la restauración del edificio político de Catalunya

Aquella Constitución, que no fue nunca promulgada, inspiraría la redacción del Estatut de Núria (junio, 1931), el primer texto estatutario de la historia contemporánea de Catalunya. Aquel Estatut no habría sido posible sin el papel protagonista que jugó Estat Català durante aquellos días estimulantes, pero también convulsos. En marzo de 1931, en plena descomposición del régimen dictatorial, Estat Català lideraba la creación de la plataforma independentista-federalista ERC, fuerza hegemónica en la política catalana durante la etapa republicana (1931-1939). Estat Català, a través de la figura mítica de Macià, restauraría la Generalitat y el autogobierno (liquidados en 1714 por el régimen borbónico) y pondría las bases de una futura Catalunya independiente que, casi un siglo después, ya es el proyecto mayoritario de la sociedad catalana.

 

Imagen principal: Encuentro por la libertad de los miembros de Bandera Negra (1/4/1930) / Fuente: Wikiwand