Trapani (Sicilia), 30 de agosto de 1282. Hace 741 años. El ejército catalán de Pere el Gran desembarcaba e iniciaba la conquista de Sicilia. Aquella operación militar, que culminaría en un tiempo récord (en seis días los almogávares ocuparon Palermo, Mesina y Catania), sería el inicio de la expansión catalana en el Mediterráneo. Poco después serían conquistadas Yerba y Malta (1283), Córcega y Cerdeña (a partir de 1295), los Estados almogávares de Grecia (a partir de 1305); y el reino de Nápoles (a partir de 1437), que abarcaba el tercio sur de la península italiana. Durante siglos estos territorios formaron parte del mundo catalán (político, militar, económico y cultural); pero, en cambio, exceptuando el caso del Alguer, en Cerdeña; la lengua catalana no arraigó en aquellas sociedades. O no trascendió hasta la actualidad. ¿Entonces, cuál era la lengua del Imperio catalán del Mediterráneo?

"Catalani perpetui ligurum hostes"

Antes de entrar en materia es imprescindible destacar un aspecto básico: durante la Baja Edad Media (siglos XI a XVI), los súbditos de la Corona catalanoaragonesa fueron genérica y exclusivamente conocidos como "catalanes". Así lo explican los profesores Nadal y Prats, de la Universitat de Girona: "la solidaridad de intereses comerciales, de leyes marítimas, de nación y de lengua, hicieron que el extranjero no se equivocara nada: soldados, marineros, comerciantes, tanto si estaban al servicio de los reyes de Sicilia (la rama Bellónida siciliana), como de los de la Mallorca (la rama Bellónida mallorquina) como de los de Catalunya-Aragón-Valencia (el tronco principal Bellónida), en toda la cuenca mediterránea fueron conocidos como catalanes". I Pierre Vilar dice que los genoveses sentenciaban "catalani perpetui ligurum hostes" (los catalanes son los perpetuos enemigos de los ligures).

Fragmento del Atlas Catalán de Abrahán Crezcas (1375). Fuente Bibliothèque Nationale de France
Fragmento del Atlas Catalán de Abraham Cresques (1375). Fuente Bibliothèque Nationale de France

¿Imperio catalán?

Por lo tanto, referirnos a Pedro el Grande como el soberano de los catalanes; a su ejército como una hueste catalana; y a la expansión marítima que promovió y lideró, como un Imperio catalán; no es ninguna tontería. Ni tampoco es una traición a la historia. Es más, los judíos catalanoaragoneses de la Diáspora de 1492 no eran sefardíes, sino que se llamaban y eran denominados katalanim, tanto si eran de Jaca (como los rabinos Almosnino de la judería katalanim de Salónica), como si eran de Cervera o de Xàtiva. Dicho esto, la cuestión que se plantea en el título de la pieza no tan solo no queda resuelta, sino que toma más fuerza que nunca: ¿por qué la lengua catalana no se impuso en los territorios que conquistaron y dominaron los catalanes, como sí que lo había hecho el latín de los romanos o como sí que lo haría, en otro espacio geográfico, el castellano de los hispánicos? ¿O por qué no trascendió en el tiempo hasta la actualidad?

Sicilia

La presencia catalana en Sicilia después de la conquista (1282) es abrumadora. Al margen del exilio siciliano en Catalunya, devuelto después de la conquista y representado por personalidades como Roger de Llúria o Conrad Llança; se produjo un desembarque formidable de funcionarios y de comerciantes catalanes; que, rápidamente, se convirtieron en la nueva élite de la isla. De nuevo, los profesores Nadal y Prats, nos revelan que en Catania, la capital de la isla, "los catalanes obtuvieron tal predominio que la ciudad fue denominada caput te protectix omnium catalanorum" (La jefa y escudo de todos los catalanes). En Catania, el catalán se convirtió en lengua cooficial de la cancillería (con el latín y con el siciliano); y en lengua de uso habitual (con el siciliano) en las calles, plazas, mercados y muelles de la ciudad.

Mapa de la expansión medieval catalana en el Mediterráneo. Fuente Enciclopedia
Mapa de la expansión medieval catalana en el Mediterráneo. Fuente Enciclopedia

Siciliano y catalán

La prueba definitiva la tenemos en la Crónica de Ramon Muntaner (1328), que describe un pasaje muy ilustrativo. Muntaner, que había sido uno de los jefes militares de los Almogávares en Atenas, dice que la colonia catalana de Agosta (la actual Augusta, en Sicilia) había conseguido convertir el catalán en la lengua dominante de aquella sociedad. Y explica que el mercenario francés Gualter de Brenda aprendió el catalán... en Sicilia!!! Dice que "vivió en Sicilia largo tiempo en el castillo de Agosta cuando era joven (...) por eso fingía amar a los catalanes i hablaba catalanesco". Este dominio se intensificaría con la apertura de la Universidad de Catania, primer centro de estudios superiores de la historia de Sicilia, fundada por Alfonso el Magnánimo en 1434. La lengua de aquellos estudios, como la de todas las universidades, era el latín. Pero el profesorado era catalán, de Barcelona y de Valencia.

La influencia del catalán sobre el siciliano

El dominio político, militar, económico y cultural de la comunidad catalana sobre el conjunto de la sociedad siciliana, proyectaría una gran influencia de la lengua de los conquistadores sobre la de los sicilianos. Los profesores Nadal y Prats relacionan una larga lista de palabras sicilianas "prestadas" del catalán. Parano hacerlo inacabable, diremos que; en materia de construcción y mobiliario, por ejemplo: bica "viga"; bigarone "cabio"; o carruaju "carruaje". En el vocabulario de la administración, por ejemplo: ngargiola "prisión"; o aguzzinu "alguacil". En el campo de la agricultura, por ejemplo: cànnamu "cáñamo" o caravazza "naranja". También muchos sustantivos y adjetivos, como por ejemplo: truene "trueno"; sarraino "hombre brutal"; a la sdirrera "finalmente"; aggrajiri "agradecer"; arruiciari "ahuyentar"; cagghiari "callar"; imbolicari "envolver" o sgarrari "estropear".

Mapa de Sicilia (1710). Fuente Cartoteca de Catalunya
Mapa de Sicilia (1710). Fuente Cartoteca de Catalunya

Cerdeña

La conquista de Cerdeña fue mucho más dificultosa. Desde que el Pontificado asigna el dominio de la isla en el Casal de Barcelona (1295) hasta que se completa la conquista militar (1409); pasó más de un siglo. Pero durante aquella dilatada campaña, que los historiadores contemporáneos catalanes han denominado "el Vietnam catalán", el desembarque de catalanes (militares, comerciantes, clérigos) fue muy superior, proporcionalmente, en el de Sicilia. Muntaner, en su Crónica (1325), nos dice que en el castillo de Bonaire, construido para dominar Cagliari, la capital de la isla que reunía a unos 10.000 habitantes (1324) "se encontraba que habia más de seis mil hombres de armas buenos, todos catalanes, con sus mujeres”. I  que “ordenaron (...) que de aquí en adelante solo hubiera frailes catalanes de todas las óprdenes que estén en Sardeña oo en Córsega”.

Sardo y catalán

Los catalanes que se situaron en la capital y en el Campidano (la llanura entre Cagliari y Oristà) debieron ser un grupo tan numeroso que consiguieron imponer el catalán en la vida cotidiana de aquella sociedad. Joan Coromines, autor del Onomasticon Cataloniae, dice que "da la impresión que los habitantes del Campidano debieron hablar largo tiempo una lengua híbrida, donde catalán y sardo se mezclaban inextricablemente". Y los profesores Navidad y Prats revelan que el catalán se extendió "a partir de Cagliari y de los pequeños núcleos urbanos siguiendo un proceso de expansión geograficosocial —que ya hemos visto en nuestra casa con la romanización— hacia el campo y hacia las clases más humildes de la sociedad". En la actualidad, en Cagliari, la catedral es Sa seu; y en el Campidano todavía hay gente que se llama Bartomeu, Jórdi, Giróni, Pera, o Impera (Pere).

Mapas de Córsega y Cerdeña (1619). Fuente Cartoteca de Catalunya
Mapas de Córsega y Cerdeña (1619). Fuente Cartoteca de Catalunya

La influencia del catalán sobre el sardo

La actividad pesquera sarda empieza con la presencia catalana. Con anterioridad, la economía sarda había vivido de espalda al mar. Eso explica que el vocabulario marinero del sardo sea "catalán": agul'a, araña, aréngu, basúku, sukkara, korbal'u, lissa, matsoni, mòllia, msuoni, orgada, skritta, suréllu. Y del mar a la cocina: kaponáda, findéus, mólla, néula. Y de la cocina al vestuario: midja, peúnku, kambullu, mukkadóri, tràu, arrekkádas. Roberto Lai, un erudito sardo que ha estudiado sobradamente la influencia catalana medieval sobre la cultura sarda, afirma que hasta bien entrado el siglo XIX, las escrituras notariales sardas, se redactaban en catalán. El porqué la lengua catalana desapareció de Sicilia y de Cerdeña, lo veremos en la continuación de este reportaje. Allí veremos, también, la implantación y desaparición del catalán que los almogávares llevaron hasta Grecia