Estudios de Radiotelevisión Española, Madrid, 20 de noviembre de 1975. Hace cincuenta años. 10:00 de la mañana. Carlos Arias Navarro, presidente del gobierno, aparecía en pantalla y proclamaba la frase más célebre de su mandato: “Españoles... Franco ha muerto”. Con la muerte de Franco, desaparecía la máxima autoridad política y militar del régimen dictatorial nacionalcatólico que había gobernado España durante treinta y seis años (1939-1975). A Franco —moribundo desde hacía semanas— se le quería hacer resistir los tempus necesarios para asegurar un relevo continuista. Y se especuló que podría haber muerto mucho antes, y que los comunicados diarios sobre su estado de salud —emitidos por la radio y la televisión públicas españolas durante las semanas anteriores al deceso oficial— podrían haber sido una cortina de humo. ¿Cuándo murió, realmente, Franco?

¿Desde cuándo era un moribundo?
Nadie sabe, con exactitud, desde cuándo era un moribundo. Pero el 1 de octubre de 1975, siete semanas antes de su muerte oficial, pronunció un discurso desde el balcón del Palacio de la plaza de Oriente, lugar habitual de concentración de los afectos al régimen. En el balcón del palacio, estaba flanqueado por Juan Carlos de Borbón, que había sido designado sucesor en la jefatura del Estado en 1969, por las presiones de la administración norteamericana, del lobby tecnócrata, y de las oligarquías empresariales españolas. La voz temblorosa de Franco y el semblante grave del futuro rey no delatan ningún tipo de impostura. Pero era vox populi que Franco, a menudo, era suplantado —en las ocasiones en que el régimen lo requería— por un doble. Ese Franco que se considera el de su último discurso, ¿era el de verdad? ¿Era aquella su verdadera última aparición en público? ¿O ya estaba muerto?

Campanas de réquiem para el régimen de Franco
En aquel contexto de protesta, de reacción y de incertidumbre, la oligarquía empresarial española era consciente de que sonaban campanas de réquiem para el régimen nacionalcatólico. Por un lado, la contestación social interna y la opinión pública internacional presionaban para derrocar el régimen de Franco. Y, por otro, el nuevo escenario político resultante podía ser una gran oportunidad para acceder a mercados hasta entonces vedados a la empresa española por la naturaleza política del régimen de Franco. Mas no era fácil, porque la sociedad era muy ambiciosa pero el empresariado no tenía el propósito de ir muy lejos: imaginaba una operación inspirada en el sentido de oportunidad y de prudencia de un negociante. La ventana que permitiría el inicio de un proceso de cambio (haciendo buena la cita de Il Gattopardo: “Cambiarlo todo para que nada cambie”) se abría a finales del año 1975.
¿Qué estaba previsto que sucediera a finales del año 1975? El Consejo del Reino
El Consejo del Reino era un organismo consultivo pero dotado de un gran poder. Estaba constituido por mandos del Ejército, jerarquías eclesiásticas, autoridades judiciales y los tentáculos del régimen (poder municipal, sindicato vertical, estamentos de las Cortes, colegios profesionales y universidades). Y su misión consistía en asesorar al jefe de Estado y sustituirlo en caso de ausencia o enfermedad (era una especie de consejo de regencia), proponer remodelaciones ministeriales y presentar los candidatos a presidir el gobierno. No tenía una vigencia concreta, pero el mismo régimen había impuesto una renovación a finales de 1975. En el búnker (los elementos más inmovilistas) contaban que podrían renovar este poderoso organismo con garantías de continuidad si Franco podía llegar vivo a esa fecha. Aunque fuera en la UCI.

¿Qué enfermedades tenía Franco?
Los historiadores afirman que durante la primavera de 1975 (medio año antes del deceso oficial de Franco) ya se percibía que Franco estaba próximo a su desaparición; y, con él, su régimen. Algunas informaciones —que se confirmarían posteriormente a su muerte— habían revelado que, desde hacía tiempo, sufría una úlcera en el estómago que le acabaría provocando una perforación. También se revelaría que, desde hacía tiempo, sufría uremia, una enfermedad renal crónica que, indirectamente, le habría afectado el cerebro y el aparato respiratorio. El cuadro clínico de Franco se complicaría cuando sufrió un infarto (15 de octubre de 1975) con dos réplicas sucesivas (22 y 24 de octubre). Las fuentes oficiales revelan que presidió el Consejo de Ministros del 17 de octubre (entre el primer y el segundo infarto). Pero enseguida desaparecería de la escena pública.
20 de noviembre de 1975. ¿Es la verdadera fecha de la muerte de Franco?
Esta pregunta continúa, aún, sin respuesta. Y, mientras nada pruebe lo contrario, debemos aceptar la fecha oficial: el 20 de noviembre de 1975. Pero no olvidemos que, curiosamente, esta fecha coincidía con el 39 aniversario del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera. Y en este punto es donde podrían colisionar el relato del régimen nacionalcatólico y la realidad histórica. Franco nunca tuvo una buena relación con el líder falangista. Y queda demostrado cuando, al inicio de la Guerra Civil (1936), lo excluye de un intercambio de prisioneros que le habría salvado la vida. Por lo tanto, es una extraña casualidad que los dos gallos de corral del régimen nacionalcatólico coincidieran en morir el mismo día —aunque con años de diferencia—. El 20 de noviembre no sería la primera opción del búnker, pero sí sería un mal menor.

¿Cuándo pudo haber muerto Franco? El extremo
Entre el primer infarto (15 de octubre) y el día oficial del deceso (20 de noviembre) hay dos fechas que son sospechosamente reveladoras. La primera, el 25 de octubre de 1975. Ese día, Pedro Cantero Cuadrado, capellán castrense, veterano de la Guerra Civil y arzobispo de Zaragoza, le administraba el sacramento de la extremaunción. Cantero era un destacado elemento del búnker y miembro del Consejo del Reino. Y esto puede significar dos cosas. La primera, que la información y difusión del estado de salud de Franco estaba controlado por la sección de palacio del búnker (la camarilla del Pardo), formada, entre otros, por el propio Cantero y por Martínez-Bordiu, yerno y médico personal de Franco. Por lo tanto, las sospechas de que aquel proceso médico se informó de forma opaca son más que fundadas. Y la segunda, que Franco podría haber fallecido en las horas posteriores.
¿Cuándo pudo haber muerto Franco? La Marcha Verde
No obstante, diez días más tarde, el 4 de noviembre de 1975, ingresaba de urgencia en el Hospital de la Paz, de Madrid. Le extirparían la mitad del estómago, lo conectarían a una máquina de diálisis y lo ingresarían en la unidad de cuidados intensivos. Y algo podía haber pasado, porque dos días después, el 6 de noviembre, el rey Hassan II de Marruecos ordenaba la invasión de la colonia española del Sáhara Occidental, una maniobra que equivalía a una declaración de guerra astutamente planificada y calculadamente ejecutada. Cuando los servicios de inteligencia marroquíes habrían informado de que Franco había muerto, Hassan II habría ordenado iniciar la invasión del Sáhara —la Marcha Verde—, confiando en que los españoles, dominados por la incertidumbre propia de un interregno, podían tener una capacidad de respuesta muy baja. De hecho, acabaría siendo así.

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