Una de las cuestiones estéticas que más afectan a las mujeres después del embarazo son las estrías que aparecen en todas aquellas partes del cuerpo que han variado de tamaño en pocos meses. En la mayoría de los casos, la piel no tiene la elasticidad suficiente para adaptarse a las diferentes medidas y, como consecuencia, aparecen las antiestéticas marcas.
En este artículo te explicamos cómo puedes abordar este problema desde el momento en que sepas que estás embarazada, con un tratamiento completo y natural que puedes realizar en casa de manera muy sencilla.
Nutrir la piel resulta fundamental
Alimentar la piel
¿Por qué hay mujeres a las que no les aparecen estrías a pesar de no haberse aplicado cremas? La genética cumple un papel importante. No obstante, hay mujeres que tienen una piel bien hidratada porque consumen de manera habitual aquellos alimentos que le aportan los nutrientes que necesita para estar firme y elástica. De esta manera, la piel se adapta con facilidad a los cambios de temperatura y de tamaño, está más protegida ante lo rayos solares, etc.

¿Cómo alimentamos a nuestra piel?
- Con alimentos ricos en silicio, un mineral que favorece la creación de colágeno: remolacha, patata, cola de caballo, alfalfa, cereales integrales y vegetales de hoja verde.
- Con alimentos ricos en ácidos grasos esenciales, los cuales nos aportan grasas beneficiosas para la piel: aceites vegetales de primera presión en frío (coco, lino, germen de trigo), aguacate, semillas y frutos secos crudos.
- Con alimentos ricos en vitamina C, la cual mejora la elasticidad y firmeza de la piel: cítricos, frambuesa, fresa, papaya, pimiento, acerola, etc.
Hidratarla desde fuera
Hay mujeres a las que les da mucha pereza hidratarse la piel del cuerpo, mientras que otras lo hacen cada día con cremas específicas. Durante el embarazo te recomendamos que seas constante desde el principio e incluso los meses posteriores.
- Una manera muy efectiva y natural de hidratar la piel consiste en usar un aceite vegetal que aplicaremos justo al salir de la ducha, antes de secarnos, con un suave masaje por todo el cuerpo.
- A continuación, mientras esperamos que se absorba, aprovecharemos para peinarnos, maquillarnos u otra cosa que podamos hacer en ese momento.
- De este modo, el aceite se absorbe mucho mejor sin dejarnos la piel grasa.
- Cuando estemos secas ya nos podemos vestir. Sentiremos una agradable sensación en la piel.
¿Qué aceite usamos?
Te recomendamos tres aceites que puedes probar, según tu tipo de piel, o incluso mezclar y usar juntos.
- Aceite de coco: para pieles poco secas o mixtas.
- Aceite de almendra: para pieles secas.
- Aceite de rosa mosqueta o de argán: para pieles muy secas, arrugadas y maduras.
Mejorar la circulación
Una piel sana no solo debe estar bien nutrida por dentro e hidratada por fuera. La irrigación vascular debe ser la adecuada y, durante el embarazo y con el aumento de peso, este factor suele empeorar. Para favorecer la circulación general contamos con un remedio casero y económico: el agua fría. Si siempre nos hemos duchado con agua muy caliente podemos empezar a usar agua más tibia y finalizar siempre con unos chorros de agua fría.
Aunque al principio cuesta un poco acostumbrarse, la sensación tan agradable que queda después hará que nos animemos a hacerlo cada día. Este remedio ayuda a prevenir las estrías, la celulitis, las varices y muchas otras cuestiones que están relacionadas con la circulación.