Todavía faltan algunos días para el encendido de las luces de Navidad de Barcelona, previsto para este sábado, 22 de noviembre, pero antes de iluminarlos ya hay unos que han generado reacciones, tanto en positivo como en negativo. Se trata de las luces situadas en la calle Aragó, que a raíz de su colocación han generado comentarios muy positivos en redes sociales por el uso de frases que conectan con la tradición navideña catalana, como ‘Més escudella’, ‘Ara, turrons’, ‘Busca el caganer’ o ‘I demà canelons’. Este miércoles, sin embargo, también han generado críticas, ya que no gusta a todo el mundo que la disposición de la iluminación se haya puesto pensando en los conductores y no en los peatones.
En concreto, la entidad Eixample Respira, que ha convertido la pacificación de la calle Aragó en uno de sus caballos de batalla, ha emitido un comunicado en el que reclama una “transformación urgente de la calle Aragó antes de 2030” y donde, además, critica que las luces navideñas de esta calle estén “adaptadas a la velocidad” porque consideran que “perpetúa la lógica de autopista urbana e ignora el impacto real sobre la salud y la vida cotidiana”. La razón de fondo de la queja es que las luces, elaboradas por el estudio SMLXL + MA-MA, están orientadas al paso unidireccional de los vehículos y con una disposición en diagonal. De hecho, en declaraciones a Catalunya Ràdio, los mismos autores apuntaron que se buscaba el efecto de incluir “la velocidad” en el diseño, de manera que “cuando vas a velocidad parece que estés pasando cada uno de los momentos de Navidad, porque las frases están pensadas de manera cronológica”.
Ante este diseño, Eixample Respira apunta que las luces de la calle Aragó “evidencian el problema, no la solución”, y lamentan que las luces estén “enfocadas a las personas que se mueven en coche o moto por esta autopista urbana”. Para esta entidad, la iluminación “pone de relieve el despropósito: se normaliza una velocidad de circulación que sitúa la calle de Aragó sistemáticamente entre los puntos negros de siniestralidad vial de la ciudad”. “Convertir esta realidad en un elemento lúdico y de distracción para los conductores no es solo inadecuado, sino profundamente contraproducente”, remachan desde Eixample Respira.
La misma entidad apunta que en la calle Aragón viven 12.000 personas y concentra equipamientos públicos de primer orden como el Mercado de la Concepció, el Museo Tàpies, escuelas —incluyendo guarderías—, residencias, parques con áreas de juego infantil como los de Letamendi o Joan Miró, y un monumento patrimonio de la humanidad como la Casa Batlló. “Todas estas actividades conviven, paradójicamente, con un entorno hostil, ruidoso y altamente contaminado”, lamentan.
