Uno de los episodios más desconocidos de la historia reciente de Barcelona es el hecho de que con fecha de 1 de enero de 1945, la capital de Catalunya se agregó parte de Santa Coloma de Gramenet. En concreto, Barcelona se anexionó un centenar de hectáreas del municipio vecino -y más del 30% de su población- situadas en la orilla derecha del Besòs -la derecha o la izquierda de un río se determina siempre por el sentido de las aguas, es decir, de montaña a mar-. Esta agregación tuvo motivos más socioeconómicos que geográficos, ya que supuso incorporar al término barcelonés dos grupos de casas baratas, los de Baró de Viver y Milans del Bosch -actuales barrios de Baró de Viver y el Bon Pastor-, edificados en Santa Coloma pero separados por el río Besòs y con importantes carencias de servicios.
Sin embargo, este episodio puede ser ahora un poco más conocido gracias a la publicación de libro Quan les cases barates eren a Santa Coloma de Gramenet (Llop Roig, 2024), a cargo del historiador Josep Maria Corral i Belorado (Santa Coloma de Gramenet, 1953). Una obra que, según su autor, tiene que servir para "combatir el desconocimiento" de este hecho histórico y "colocarlo dentro de la historia de Santa Coloma". "Es necesario reconocer que si eso fue parte de Santa Coloma durante una época, tiene que ser parte de la historia de Santa Coloma", apunta Corral en referencia a los grupos de casas baratas de Baró de Viver y Milans del Bosch, formulando una reivindicación histórica que, en todo caso, reconoce también que la construcción unilateral de aquellas barriadas por parte del Patronato de Habitación "fue muy injusta para un pueblo como el de Santa Coloma" y que "para la gente de la orilla derecha del Besòs le era mucho más favorable pasar a Barcelona".
¿Señor Corral, nos puede explicar, primero de todo, por qué este hecho histórico por el cual Barcelona se agregó unos territorios de Santa Coloma de Gramenet es tan desconocido?
Es desconocido por el hecho de que eso se dio en los años 40, entre 1940 y en 1945, y por lo tanto la población que existía en Santa Coloma era pequeña, estaba en torno a 17.000 habitantes, y después se produjo una inmigración muy grande con la política de liberalización económica que el plan de estabilización de 1959 generó en todo el Estado, por el cual seis millones de personas salieron de sus pueblos agrícolas para ir a las zonas industriales. Y como Catalunya y Barcelona era un polo industrial importante, vinieron muchísimos. Santa Coloma fue una de las ciudades que más inmigración recogió, situando la población de esos 17.000 que hablábamos a 140.000 en 1977. Toda esta gente llegó después de que hubiera sido anexionado a Barcelona lo que denominamos la orilla derecha del Besòs, donde estaban los dos grupos de casas baratas. Llegaban que aquello ya no era Santa Coloma y, por lo tanto, sin el conocimiento de que había sido en algún momento Santa Coloma. Eso se empieza a recuperar posteriormente, pero la gente no lo sabía, había un desconocimiento total.
¿Cómo es, desde un punto de vista geográfico, que el término municipal de Santa Coloma tenía territorio en la orilla derecha del Besòs?
Por un tema del río Besòs, que es quien lo marca. El Besòs es un río mediterráneo, muy torrencial, corto pero muy torrencial, con unas riadas impresionantes que arrastra muchos tipos de materiales, y en los siglos X, XI, XII, que había muchos pantanos por toda esta zona, el río hacía un delta con dos brazos y en medio había algunas islas. Con el paso de los siglos, el brazo derecho, que es el que marcaba la separación de lo que entonces era Sant Martí de Provençals y Sant Andreu, es decir, marcaba la divisoria, se secó, pero se mantuvo la división mientras que el brazo izquierdo siguió existiendo, que es el actual. Como aquel brazo marcaba la frontera, siguió siendo frontera.
¿Eso explica también el hecho de que Sant Adrià tenga territorio a ambos lados del Besòs?
Exactamente, es el mismo caso que Sant Adrià, porque lo marca el delta del Besòs.
Hablando de las agregaciones de Barcelona, cuando se pregunta a la gente, sobre todo a los barceloneses, siempre sale que la de Sarrià fue la última, pero eso no es cierto. Hubo estas y también en l'Hospitalet. ¿Es el momento de reivindicar el reconocimiento histórico de estos hechos?
Reconocimiento histórico, sí. Una de las razones por las cuales yo he escrito este libro es precisamente para contribuir a que se conozcan y, por lo tanto, combatir el desconocimiento. Y aparte de eso, para colocar dentro de la historia de Santa Coloma estos territorios. Una vez se hizo la segregación, los ayuntamientos de la época pasaron olímpicamente, porque aquello ya no era nuestro, y los nuevos, también. Dentro del marco de la historia colomense y de la historiografía de Santa Coloma hay muy poco escrito, y desde Barcelona también. Creo que es necesario reconocer que si eso fue parte de Santa Coloma durante una época tiene que ser parte de la historia de Santa Coloma de esa época.
Es necesario reconocer que si eso fue parte de Santa Coloma durante una época, tiene que ser parte de la historia de Santa Coloma de esa época"
Explicar Barcelona desde los municipios adyacentes es una cosa que prácticamente no se ha hecho: explicar Barcelona desde l'Hospitalet, desde Cornellà, desde Santa Coloma o desde Badalona. ¿Se resuelve un poco un agravio histórico de esta manera?
Sí, es una forma de explicarlo, porque lo que eran los dos grupos de casas baratas, lo que eran las industrias, se tiene que explicar. Y una forma de explicar eso lo ha hecho el Museo de Historia de Barcelona, que ha musealizado un espacio en lo que era Milans del Bosch, que después fue Bon Pastor.
La agregación supuso quitar a Santa Coloma un 34% de su población y unas 100 hectáreas. ¿Barcelona le debe alguna cosa a Santa Coloma, en este sentido?
Deber no sería la palabra. Tampoco es Barcelona, es el Patronato de la Habitación. La ley se hizo en la dictadura de Primo de Rivera y con el sector duro del empresariado barcelonés, con un decreto de 1924 sobre legislación de casas baratas y la creación en 1927 del Patronato de la Habitación. Eso hizo que desde el Patronato de la Habitación y no desde el Ayuntamiento de Barcelona, que el presidente era el gobernador civil y el vicepresidente el alcalde de Barcelona, se hicieron cuatro grupos de casas baratas, dos en Santa Coloma, sin pedir permiso, unilateralmente, sin avisar a nadie. El Patronato de la Habitación funcionaba por encima de los ayuntamientos. Eso fue un elemento profundamente negativo que afectó mucho a Santa Coloma, que era un pueblo que no podía pagar en un momento de crisis económica como eran los años 30, no podía pagar los socorros obreros, las subvenciones, no podía mantener los grupos escolares. Fue muy injusto para un pueblo como el de Santa Coloma. Después, cuando se hizo la agregación, es decir, en el 45, es cierto que a la gente de la orilla derecha del Besòs le era mucho más favorable, era mucho mejor pasar a Barcelona.
El libro explica también que la gestión de estos núcleos de casas baratas era un poco caótica, por ejemplo, la educación funcionaba por parte del Ayuntamiento de Barcelona, pero algunos servicios o incluso la asistencia social, se tenía que ir a buscar a Santa Coloma. ¿Los vecinos vivían en una especie de tierra de nadie?
Sí, el tema es que en la época republicana el Ayuntamiento de Barcelona asume la gestión de los grupos escolares mediante el Patronato Escolar. Y eso le fue bien a Santa Coloma, pero todo el resto no. Y cuando llega 1939, el Ayuntamiento de Barcelona elimina el Patronato Escolar y cierra las escuelas porque no están en su término municipal, y no se reabren porque el Ayuntamiento de Santa Coloma no puede asumir los costes que como ayuntamiento le correspondían. Lo mejor de las casas baratas y lo mejor de la orilla derecha fueron las escuelas de la época republicana. Posteriormente y con el acuerdo de segregación reabrieron y ya lo asumió Barcelona.
Lo mejor de las casas baratas y lo mejor de la orilla derecha fueron las escuelas de la época republicana"
¿Cuántos años estuvieron sin escuela?
Alrededor de dos años. Es decir, en el curso del 39, cuando entran los franquistas, el curso se aguanta hasta final, de aquella manera, y después cierran. Medio 39, todo el 40 y todo el 41 hasta octubre-noviembre, que es cuando se abren. Porque hay un acuerdo el año que marca la segregación, que es el año 1941, que es cuando se hace el acuerdo político. Después, todo es burocracia hasta que se completa.
Se está cuatro años hasta que se acaba de concretar.
En 1941 se decide, en 1942 el alcalde de Barcelona pide el decreto, en 1943 se hace el decreto. Y el año 45 ya se cumple la segregación.
¿Sobre la escolarización, el libro explica un episodio con una curiosa relación con Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar, nos la puede explicar?
Sí, porque en el grupo escolar Carles Aribau, que es lo que era Milans del Bosch y actualmente Bon Pastor, el director era José Tapia, que era seguidor del método Freinet, que funciona para que el alumno esté dentro de su entorno, tanto escolar como de barrio, etcétera. Y funciona por textos libres y debates y preguntas con profesores y todo eso después al final con una imprenta los niños y las niñas con sus escritos hacen una revista. E hicieron una revista con dos números que salieron el 34 y el 35, que se llamaba Vilabesòs. Eso mismo es lo que hacía el maestro Benaiges, que se ha hecho una película, un cómic y más cosas, en un pueblo de Burgos, y una de las tácticas que se hacían eran hacer intercambios de estas revistas. Y todo da a entender, por lo que dice un historiador que ha trabajado el tema de José Tapia, que de una forma o de otra hubo contactos entre Benaiges y José Tapia y entre el colegio de Bañuelos de Bureba y el colegio Carles Aribau.
El Patronato de la Habitación decidió hacer aquellos grupos de casas baratas impulsado por la necesidad de dar alojamiento, pero había otra intención, que era la de alejar eventuales elementos conflictivos del centro de la ciudad. ¿Eso se consiguió? Porque al final los barrios de casas baratas eran focos de anarquismo.
En el primer tercio de siglo XX Barcelona tenía dos problemas, o dos realidades. Una realidad era la conflictividad laboral fuerte entre la CNT y la patronal dura de Barcelona. Y, por otra parte, como se preparaba la Exposición Universal del 29 y se estaba haciendo el metro, se necesitaba más obra y mucha gente de València o de Aragón vino a trabajar. Pero esta gente no tenía lugar para vivir y lo hacían en chabolas. A partir de aquí hay dos realidades y dos necesidades. Con la creación de cuatro grupos de casas baratas se intenta solucionar las dos. Por una parte, se da vivienda, pero, por otra parte, se les coloca en la periferia total, rodeados de campos, sin transporte, en casas hechas con productos con materiales malos, sin servicios, sin comunicaciones, de forma que el objetivo es aislarlos del meollo, que es la Barcelona industrial que se mueve y que lucha. Este es el objetivo por el cual se hicieron las casas, estas dos cuestiones. Pero en el 31 las casas baratas declararon una huelga de alquileres y estuvieron hasta el 39 sin pagar los alquileres, quiero decir que a veces los tiros salen por la culata, pero el objetivo era este.
De los barrios de casas baratas, Can Peguera tiene un nombre moderno y el Bon Pastor también tiene un nombre moderno. En Baró de Viver, que hace referencia a quien había sido alcalde de Barcelona durante la dictadura de Primo de Rivera, ¿se debería cambiar el nombre de este barrio?
Yo creo que sí. Tienen que ser los vecinos los que lo planteen, pero yo creo que sí. Los otros, de una forma u otra han ido cambiando. Pero este se ha mantenido y no acabo de entender por qué. Fue uno de los que desmontó la Mancomunidad, alcalde de Barcelona, aristócrata... lo tenía todo. Y que se haya mantenido todavía en estas alturas... y encima no es solo el barrio, es que tiene una parada de metro.
¿Alguna propuesta de cambio de nombre?
Si fuera por mí, le pondría el nombre que tenía durante la república, Pi i Margall. Era el de la república y el nombre que a mí me gusta.