Después que el pasado 15 de julio el Ayuntamiento de Barcelona diera luz verde a la modificación del Plan General Metropolitano (MPGM) que permitirá que el Palau Marcet, sede histórica del Cine Comedia y situado a la esquina de la Gran Via y el paseo de Gràcia, pueda transformarse urbanísticamente para acoger el futuro Museo Carmen Thyssen, la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB), ha lanzado esta semana un manifiesto para recoger adhesiones en contra de esta modificación, que incluye la posibilidad de construir una remonta que podría llegar a las nueve plantas, muy por encima de las cuatro actuales, lo cual implicaría un cambio importante en la fisonomía de esta edificación histórica.
La entidad vecinal recuerda, como argumento para oponerse al MPGM, que el Palau Marcet está catalogado como Nivel B -Bien de Interés Cultural de Carácter Local (BCIL)- y, además, "se encuentra en una de las zonas más céntricas de la ciudad, donde el 90% de los equipamientos existentes están de titularidad privada." "Es un área densamente afectada por el turismo, la gentrificación y los conflictos de convivencia, catalogada como Espacio de Gran Afluencia y con un grado de saturación que no se podrá resolver por muchos estudios de movilidad que se hagan, vista la voluntad de los promotores del museo de conseguir 1.000.000 de visitantes el año", continúa la FAVB.
Además, la FAVB apunta que las modificaciones previstas permitirán "colocar 9.755 m² de techo edificado sobre rasante", previsiones que "vulneran dos preceptos urbanísticos: la profundidad edificable de 25,70 metros y la altura reguladora de la Gran Vía de PB+9 plantas -es decir, planta baja (PB) más nueve plantas-, que supera la altura reguladora máxima del Eixample, fijada en PB+6 plantas". Por eso mismo consideran que la remonta de hasta nueve plantas es "excesiva para evitar la afectación del Palau Marcet", ya que "la propuesta mutila totalmente el antiguo palacio, quedando reducido en el volumen triangular del chaflán del antiguo vestíbulo del cine Comedia y dos fachadas pantalla".
"Con respecto a la nueva volumetría propuesta -continúa el manifiesto-, además de los despropósitos patrimoniales y de las vulneraciones urbanísticas para conseguir los 9.755 m² sobre rasante, nos preguntamos qué esconde esta insistencia en la utilización de colores y texturas, en este caso el blanco, en contraste con el entorno cromático del Eixample, que no respeta la Carta de Color". El manifiesto, firmado por una treintena de entidades vecinales y sociales, critica también que el Ayuntamiento de Barcelona haya "dejado perder la oportunidad de ejercer el derecho de tanteo y retracto del inmueble", reclama el paro del proyecto y anuncia la presentación de alegaciones.