El Camp de la Bota fue un lugar de infausta memoria porque allí fueron fusiladas más de 1.700 personas durante el franquismo. Aquel espacio a caballo entre Sant Adrià de Besòs y Barcelona, caracterizado por la existencia de un barrio de barracas, dejó de existir físicamente con una serie de reurbanizaciones que dieron forma a la actual zona del Fòrum, marcado por el paso de la ronda Litoral y donde a raíz de la reconversión del 2004 se ha intentado generar un espacio de nueva centralidad no del todo exitoso. En este rompecabezas urbanístico ya se incluyó un recordatorio de los asesinatos con el Parapet de les executades i executats del 2019, donde se recogen el nombre de los 1706 asesinados, pero ahora se ha completado el recuerdo con la inauguración del memorial Bosc d'empremtes, una pieza monumental inaugurada este lunes.
La escultura, obra de Francesc Abad (imagen superior), hacía años que estaba prevista, está situada junto a la Universitat Politècnica de Catalunya y de la Ronda Litoral, en espacio municipal de Sant Adrià de Besòs. Se trata de una instalación artística hecha con más de un millar de tubos de acero de varios metros de altura clavados en el suelo. Forman un bosque y al mismo tiempo un cepillo invertido como símbolo de la indagación histórica de los acontecimientos controvertidos e incómodos del pasado. En paralelo, los tubos forman una gran huella dactilar azul en la base de este bosque de acero para simbolizar la singularidad de las historias personales de cada uno de los fusilados por el franquismo en este sitio. Otro elemento es la pared de hormigón que recuerda el parapeto de los fusilamientos.


En la inauguración, este lunes por la mañana, han participado el president de la Generalitat, Salvador Illa; los alcaldes de Barcelona y Sant Adrià de Besòs, Jaume Collboni y Filo Cañete; y el secretario de estado de Memoria democrática, Fernando Martínez, el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, el conseller de Justicia, Ramon Espadaler, y sus antecesoras, Ester Capella y Gemma Ubasart, que también apostaron por este homenaje. Todos los políticos han remarcado la importancia de recordar el simbolismo del lugar para no olvidar la brutalidad de la represión franquista y reivindicar los valores democráticos ante el avance de la extrema derecha. Según recoge la ACN, el president Illa ha dicho en su discurso que la espera para tener este monumento “ha sido larga pero ha valido la pena”. Ha vinculado la memoria de aquellos hechos con los actuales, y ha dicho que la sociedad catalana no puede ser “ciega ni sorda” ante los bombardeos y las muertes en Gaza y Ucrania. “Aquí se jugó el futuro de las democracias de Europa, y habríamos necesitado una defensa mayor por su parte”, ha remachado. “En Gaza y Ucrania nos jugamos los valores y el futuro, y no queremos que los jóvenes nos pregunten en el futuro por qué no pusimos freno a la barbarie”, ha añadido.
En este sentido, ha destacado la colaboración entre administraciones y entidades memorialistas para sacar adelante proyectos como estos porque “han aprendido del pasado y hay que evitar que se tengan que levantar memoriales en otros lugares”. Por eso, ha apostado por “la paz, no el olvido, porque cicatrizar fortalece a las sociedades, no se puede olvidar para no repetir, porque se tiene que compartir la memoria, ya que un país sin memoria no tiene futuro”. En este sentido, ha dicho que el monumento apela al futuro y la esperanza y lo ha enlazado con su ubicación, porque cree que Sant Adrià también encarna estos conceptos con la UPC, el futuro hub audiovisual de las Tres Xemeneies o el plan del Besòs en el barrio de la Mina.