La sequía y las lluvias extremas provocadas por el cambio climático y la pérdida de biodiversidad amenazan gran parte de las importaciones alimentarias en la Unión Europea y, por lo tanto, la economía y la seguridad alimentaria del continente. Así lo concluye un estudio de la consultora Foresight Transitions, que se fija en el trigo, el arroz, el maíz, el cacao, el café y la soja, alimentos todos ellos esenciales y con una importante preponderancia de las importaciones.

El año 2023, la Unión Europea importó 158.600 millones de euros en bienes agroalimentarios, que representan un 10% del consumo agroalimentario europeo. Las importaciones, procedentes de países que viven una pérdida de biodiversidad y un aumento de la sequía, tienen un papel crucial no solo para el consumo directo humano, sino para la alimentación de los animales de granja (cómo es el caso de la soja) o la elaboración de alimentos, como en el caso del cacao para hacer chocolate.

Según el estudio hecho por Foresight Transitions, los países exportadores de soja tenían una preparación media o baja para 23 de los 27 millones de toneladas que se importaban el año 2023. El porcentaje es todavía más bajo con respecto al maíz, con una preparación baja en 16 de los 20.000 millones de toneladas que se importaban. Con respecto al café y al cacao, la situación es peor y no existe ninguna preparación de los países exportadores para las posibles inclemencias del tiempo. Al trigo, el maíz y el cacao se añaden además los riesgos por la caída de la biodiversidad en los entornos donde se producen.

Para hacer esta evaluación, se utiliza el índice ND-Gaib, que hace la Iniciativa de Adaptación Global de Notre Dame y que mide la vulnerabilidad de los países al cambio climático, contando varios indicadores sobre la exposición, la sensibilidad y la capacidad de adaptación de cada país. Los países europeos, norteamericanos y Australia están mucho mejor preparados para estos cambios que los conocidos como del sur global.

En el caso del arroz, el estudio cuantifica en 1.540 millones de euros las importaciones en riesgo, lo cual representa una tercera parte del total del consumo europeo.

En el caso del cacao, prácticamente dependiendo de las importaciones de otros países, se trata de una industria de unos 50.000 millones de dólares que podría estar en riesgo por|para el cambio climático y la pérdida de biodiversidad en las regiones productoras.

Igual sucede con el café, con una producción local prácticamente inexistente en Europa y un volumen de negocio de 13.000 millones de euros. El 73% del café y el 90% del cacao son producidos en terrenos de menos de cinco hectáreas, lo cual les hace un producto menos preparado para inclemencias climáticas.

Todo ello puede tener un impacto importante en el precio de los alimentos para los consumidores, que se dispararían delante del escasez, así como en la pérdida de puestos de trabajo vinculados a la cadena de suministro de los alimentos que se importan.

El estudio repasa casos en los cuales el cambio climático ya ha afectado cosechas, como inundaciones que el año 2024 han hecho disminuir la producción de trigo, mientras que las altas temperaturas en el Este de Europa han afectado a las cosechas de maíz y las lluvias han disminuido la producción de cacao en el oeste del África. Las lluvias han afectado también a la producción de arroz en la China en los últimos 20 años. Aunque el informe no lo menciona, también en España fenómenos como la DANA han impactado en la agricultura. Se calcula que ha provocado daños en 25.500 hectáreas repartidas en 50.000 parcelas de más de 10.000 agricultores, con los cítricos como principales perjudicados. Las indemnizaciones podrían llegar a los 3.500 millones de euros.

La principal autora del estudio, Camilla Hyslop, ha alertado de que "no se trata de amenazas abstractas, ya se están manifestando de maneras que afectan negativamente a las empresas y los puestos de trabajo y también la disponibilidad y los precios de los alimentos, y no hacen mentes que empeorar". "Los impactos climáticos se ven agravados por|para la disminución de la biodiversidad, que deja las explotaciones agrícolas y los ecosistemas circundantes mucho menos resistentes a las perturbaciones climáticas y de otros tipos", ha añadido.