La marca de monturas de gafas Woodys Eyewear ultima un acuerdo con un distribuidor comercial para entrar en toda Sudamérica, para incrementar su red de ventas internacional, que está configurada en 75 países, con más de 15.000 puntos de venta. Sus clientes son las ópticas independientes, por delante de las cadenas de establecimientos, "porque el nuestro es un producto diferenciado por el uso de materiales naturales y sostenibles, por la calidad y por el servicio posventa", defensa Josep Dosta, fundador y consejero delegado de la compañía, con sede en Vic (Barcelona). El salto al otro lado del Atlántico viene precedido de la entrada a los Estados Unidos y el Brasil, ahora hace pocos meses, y se completará con nuevos mercados en el Asia -Singapur, Indonesia, Corea, Japón y China-, si se cumplen las aspiraciones de Dosta, que se inició en este negocio ahora hace 10 años, izando la bandera de la sostenibilidad con la fabricación de monturas de madera. "Aquello fue un éxito que nos llegó a reportar tres millones de euros de facturación anuales, pero momentáneo, de unos tres años, lo mismo que duró la predilección por una tendencia que estuvo de moda efímera", manifiesta Dosta. Reconoce que las monturas de madera "son delicadas, hace falta tener mucho cuidado para que no se rompan" y Woodys Eyewear las abandonó para pasarse a materiales más consistentes pero naturales y sostenibles.

Desde la sede central de la compañía en Vic se hace el diseño y la promoción de las gafas y se compran todos los materiales reciclados a proveedores europeos, para después fabricar el producto en China, donde Dosta tiene un acuerdo accionarial con un socio local. Este año la compañía prevé vender 400.000 monturas. El equipo de las oficinas centrales, inauguradas ahora hace dos años, está formado por 40 personas y disponen de una red de más de 60 comerciales que trabajan por Europa. Este continente acumula el grueso de las ventas, un 70%, que este año está previsto que alcancen los 18 millones de euros, con un crecimiento del 22%, respecto de los 14 millones de 2022. Las monturas se producen en base de acetato reciclado, principalmente, de manera que un 70% de la colección de gafas está hecha con materiales bio. Además, la compañía ha desarrollado e instalado en el almacén de Vic una máquina para reciclar gafas antiguas que los ópticos tienen en stock y que, una vez fundidas, se pueden convertir en nuevo material para nuevas monturas. "Este es un proyecto que ahora mismo tenemos a pequeña escala, pero que haremos crecer en el corto plazo", ha explicado Dosta a ON ECONOMIA.

Dosta asegura que no les mueve el interés para el precio, pero admite que se trata de un producto "un poco más caro" que el que se puede encontrar a los centros ópticos más convencionales, porque a diferencia de otros fabricantes, Woodys Eyewear no trabaja con licencia para otras marcas. El empresario expone que el sector óptico está sometido a muchos cambios últimamente. Por una parte, porque las grandes marcas han decidido dejar de licenciar productos por todas partes y se han centrado en dos multinacionales: Kering, propietario de Gucci y que gestiona marcas como Yves Saint Laurent o Balenciaga; y Thélios, que cuenta con las marcas Dior, Celine, Loewe, Kenzo, Stella McCartney, Fred, Berluti, Rimowa y Fenty, entre otros. Por otra parte, porque en España está resurgiendo la marca más local con proyección internacional. Se trata de firmas de gafas como las barcelonesas Kaleos, Etnia, Visionario o Le Pac, ha explicado Dosta este jueves en una nueva edición de #DinarsdeFutur, que organiza la patronal AIJEC Jóvenes Empresarios. Según Dosta, los grandes fabricantes de gafas con marcas de reconocido renombre "han llegado a tocar un techo de ventas porque no dan servicio a los ópticos, por lo tanto, compañías como la nuestra están ganando terreno en un nicho de mercado creciente", en lo que también se prioriza las colecciones y el diseño. La próxima apuesta de Woodys Eyewear será una colección inspirada en la ciudad de Barcelona, "en su cultura".