Las mujeres tienen una pensión un 31% inferior a los hombres, lo que suponen 493 euros menos al mes por 14 pagas, según un reciente informe dado a conocer por el Instituto de las Mujeres con datos del pasado enero. En ese mes, los hombres tenían una pensión media de 1.564 euros y las mujeres 1.071 euros. Es lo que se conoce como la brecha de género de las pensiones. Una situación que se revierte muy lentamente. En estos 9 meses del año, la diferencia se ha reducido tan solo 2 euros, hasta 491, que permite que si en enero la brecha de pensiones era del 31,5%, en septiembre cae al 31,2%. Pero si alzamos la mirada a un periodo más largo, a septiembre de 2020 (en plena pandemia) la diferencia entre la pensión masculina (1.234 euros) y la femenina (812 euros) era de 422 euros que suponía una brecha del 34,2%.

Volviendo al reciente informe presentado por Ministerio de Igualdad, al que pertenece el Instituto de las Mujeres, en 2023 España tenía una brecha de género superior en casi seis puntos que la media de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que registró el 25,6%. La mayor brecha se computó en Japón (47,4%) y la mínima en Estonia (3,3%). España se coloca en el entorno de Francia, Alemania, Italia o Suiza, incluso un poco por debajo.

Pero, ¿por qué las mujeres tienen una pensión menor a la de los hombres? Básicamente, por dos motivos:

El Instituto de las Mujeres busca con el informe identificar el alcance de la brecha de género en el ámbito de las pensiones y facilitar las estrategias, medidas y líneas de acción que permitan alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres en el sistema de pensiones. El informe señala que, a pesar de los avances registrados en las últimas décadas, “las mujeres continúan enfrentando una situación de desprotección económica en el momento de su jubilación”.

Pensiones de viudedad

Si bien la brecha en la pensión de jubilación ha sido históricamente la más visible y voluminosa, el informe señala que la desigualdad entre mujeres y hombres se produce, igualmente, en el resto de las pensiones del sistema -viudedad, incapacidad, orfandad, SOVI-. Lo que acarrea “implicaciones graves en términos de igualdad”, autonomía económica y calidad de vida, que desemboca en una feminización de la pobreza, también en la vejez, señala el informe.

En este sentido, el Instituto de las Mujeres señala que la presencia de mujeres es más alta en el tipo de pensiones contributivas que no derivan de un vínculo directo propio e individual con el mercado laboral y cuya prestación es muy inferior. Especialmente en el caso de la pensión de viudedad, cuya prestación media es de 965 euros al mes (643 euros si la perciben los hombres). En septiembre, se abonaron este tipo de pensión a 1,42 millones de mujeres, aunque un 10% de ellas la compatibilizaban con otra pensión, generalmente de jubilación). También hay una mayor presencia femenina en las pensiones no contributivas, cuyos beneficiaros perciben 7.905 euros en el conjunto del año.

Otros factores

Además, la brecha de género se agudiza cuando se combinan otras situaciones de vulnerabilidad: las mujeres con discapacidad, migrantes, de etnia gitana o en familias monoparentales que se enfrentan a mayores barreras para acceder a pensiones dignas.

“La brecha de género en las pensiones es, ante todo, una brecha de derechos, dignidad y libertad para miles de mujeres mayores”, señaló la directora del Instituto de las Mujeres, Cristina Hernández, durante la presentación del informe. Por su parte, María Guijarro, secretaria de Estado de Igualdad y para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, ha señalado que "es más fácil cambiar la configuración de la Seguridad Social que la mentalidad de milenios de patriarcado".

Al acto también ha asistido la ministra de Igualdad, Ana Redondo, quien ha recalcado que “las brechas de género son una injusticia histórica que hemos sufrido las mujeres a lo largo de los años y hay que incorporarlas a todos los estudios e informes, no solo a los del Instituto de las Mujeres”.

Líneas de acción

Además del diagnóstico de la brecha de género en las pensiones, el Instituto de las Mujeres señala en el informe varias líneas de acción prioritarias que deben abordarse de forma coordinada:

  • La reforma del modelo contributivo y la flexibilización de sus requisitos; el reconocimiento del trabajo de cuidados en el sistema de pensiones.
  • La incorporación de un enfoque interseccional.
  • La transformación del mercado laboral que ataje las desigualdades sociolaborales existentes.
  • Una educación financiera que empodere económicamente a las mujeres, especialmente a quienes están en situación de vulnerabilidad.
  • Un fortalecimiento de políticas de conciliación y corresponsabilidad.
  • Coordinación de las políticas laborales, fiscales y de bienestar.