El objetivo de Arabia Saudita, líder de la organización de productores (OPEP) de situar el precio de petróleo del barril Brent en los 90 dólares, se aleja cada vez más. Actualmente, cotiza en los 76 dólares el barril, 8 menos que tras el ataque de Hamás a la población israelí que ha desencadenado un conflicto bélico, y 20 dólares menos que los niveles máximos marcados allá por septiembre de ese año.

La no extensión del conflicto entre Israel y Hamás ha apaciguado los ánimos en una zona de gran producción de esta imprescindible materia prima. El escenario es complejo y se enfrentan -como en cualquier mercado- fuerzas a favor de una subida y otras que tiran de los precios. Por el lado de la demanda, se aprecia debilidad en las importaciones chinas de crudo, en un escenario de teórica recuperación de esta economía para 2024. Los últimos datos de las aduanas chinas correspondientes a noviembre evidencian una caída de las importaciones del 9%. Igualmente, la profundidad de la desaceleración esperada para el próximo año tanto en Estados Unidos como Europa se convierte en un elemento bajista para el crudo. A menos crecimiento económico, menos demanda de petróleo.

Si estas variables macro son difíciles de despejar, por el lado de la oferta la situación aún es más compleja. Arabia Saudita y Rusia, los dos mayores exportadores de petróleo del mundo, pidieron el jueves a todos los miembros de la OPEP+ que se sumen a un acuerdo de recorte de la producción que alcanza los 2,2 millones de barriles diarios para el primer trimestre de 2024. Este recorte se concreta en 1 millón de barriles diarios para Arabia Saudí, 500.000 para Rusia, 223.000 para Irak, 163.000 para Emiratos Árabes Unidos, 135.000 para Kuwait, etc. El mercado no se ha terminado de creer estos recortes con Irán o Nigeria -miembros históricos del cartel- produciendo por encima de sus cuotas y una Rusia cuya postura está condicionada a mantener los gastos de su invasión a Ucrania. Asimismo, Estados Unidos está marcando producciones récord que alcanzan los 13 millones de barriles diarios.

La ecuación de menos consumo por la desaceleración económica de Europa y Estados Unidos, junto a sus esfuerzos por descarbonizar sus economías, sumado a una OPEP a la que le cuesta mantener controlada la producción de sus socios, invita a pensar que los precios del petróleo seguirán a estos niveles, incluso más bajos en los próximos meses. Una oferta creciendo más que la demanda garantiza precios a la baja.

El mercado del petróleo, deficitario desde junio

Algunos analistas se atreven a pronosticar un precio del crudo. En Goldman Sachs creen que “los precios del petróleo fluctuarán en un rango de 80 a 105 dólares durante 2024″, mientras que los analistas de Renta 4 sitúan su nivel en torno a los 90 dólares el barril por temores a disrupciones en la oferta. En Bankinter, por su parte, esperan un precio medio de 70 dólares para el conjunto del próximo ejercicio, y Víctor Peiró, director general de análisis de GVC Gaesco, coincide en estos 70 dólares y rebaja hasta su previsión a 60 dólares para los siguientes ejercicios. “La demanda anual de petróleo ha crecido entre el 1% y el 2% durante los últimos años y la tendencia va hacia crecimientos menores e, incluso, decrecimientos y eso teniendo en cuenta que hay un importante cartel detrás para mantener los precios”, explica Peiró. Por último, Víctor Alvargonzález, fundador del grupo de asesoramiento financiero Nextep Finance, apunta también varios factores dirigidos a una contención del precio del crudo. De un lado, que el conflicto entre Israel y Hamás está ahora encapsulado; la necesidad de Rusia “de vender todo el crudo que pueda y más porque necesita financiar una guerra” y, por último, la sensibilidad de esta materia prima “a la situación del crecimiento mundial”, concluye.

Jean-Pierre Durante, economista de Pictet WM, indica que “el debilitamiento del crecimiento en economías avanzadas y fortaleza del dólar pueden frenar el consumo hasta bien entrado 2024, para cuando la demanda mundial puede expandirse hasta alrededor de 1,5 millones de barriles al día”. Y añade respecto a la oferta: “es probable que la producción de EE. UU. pierda impulso por la disminución de la productividad en esquisto y que la OPEP siga dominando. El mercado del petróleo es deficitario desde junio y es probable que siga así los próximos meses. Con todo esto, nuestra previsión para fin de año se ha situado recientemente en unos 95 dólares por barril de Brent”, indica.

Visión de las petroleras

La fluctuación en Bolsa de las empresas petroleras está ligada a las variaciones en los precios del petróleo. En 2023, el sector experimentó descensos en sintonía con la evolución del crudo, después de períodos de expansión. Algunas compañías, como Repsol, han sufrido una disminución del 7%, mientras que otras, como Shell y Eni, han reportado incrementos. Las perspectivas para el resto del año y 2024 coinciden con las proyecciones para el petróleo. Goldman Sachs considera que las grandes petroleras europeas son una opción atractiva para la adquisición, resaltando su capacidad de generar efectivo, márgenes mejorados y precios más bajos en comparación con otros sectores. Por otro lado, expertos como Andrés Allende de A&G Value Catalyst Equity mantienen la opinión de que las petroleras continúan siendo una inversión sólida debido a sus actuales precios bajos, atractivos dividendos y perspectivas futuras favorables.

A pesar de ello, algunas proyecciones son pesimistas. Víctor Peiró sugiere que las acciones de las petroleras seguirán la misma dirección que el petróleo y podrían experimentar movimientos planos. Nicolás Malagardis, estratega de mercados de Natixis IM Solutions, destaca el crecimiento limitado de los beneficios en el tercer trimestre y su impacto en la capacidad de fijación de precios de las compañías petroleras. Después de años de optimismo, las expectativas tanto para el petróleo como para las petroleras son inciertas.