Los españoles están entre los más forofos del Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), colocándose en los puestos de cabeza de la Unión Europea (UE), lo que ha provocado que su uso haya crecido en España por encima de la media comunitaria desde la pandemia en tres de las seis modalidades de aparatos conectados. Sin embargo, se da la paradoja de que, igualmente, los españoles son de los comunitarios más desconfiados, con un mayor porcentaje de potenciales usuarios que rechazan esta tecnología por motivos de seguridad, según un informe de Eurostat dado a conocer este martes.

El Internet de las Cosas o Internet of Things (IoT) permite conectar aparatos domésticos cotidianos a Internet e, incluso, los sistemas de las ciudades inteligentes con dos tipos de usos, bien suelen ser interruptores (envían las instrucciones a un objeto) o son sensores (recopilan los datos y los envían a otro lugar). En concreto, Eurostat ha analizado seis tipos de equipos electrónicos conectados a Internet: el destinado a funciones de control y seguridad, que incluye sistemas de alarma, detectores de humo, cámaras de seguridad, cerraduras de puertas u otras soluciones de seguridad; un segundo, ligado al control y gestión de la energía como termostatos, contadores de servicios públicos, luces, enchufes u otras soluciones; un tercer grupo, electrodomésticos como robots aspiradores, frigoríficos, hornos y cafeteras; el cuarto, asistentes virtuales en forma de altavoz inteligente o de aplicación; el quinto engloba consolas o videojuegos y, finalmente, las televisiones conectadas a internet. En todos los casos, España está en los puestos de cabeza en el uso de este tipo de equipos conectados a la Red.

 

Televisión conectada. Es, entre los aparatos conectados o IoT, el más extendido, pues lo utiliza el 52% de los ciudadanos de la UE entre 16 y los 74 años. En España la penetración es muy superior, el 69,3%, y ocupa el segundo puesto, detrás del 77,8% de Malta. Completan el top-5 Suecia, con un 68%; Irlanda, el 67,6% y Chipre, un 65,6%. Según el análisis de Eurostat, este tipo de IoT es el que más ha crecido desde la pandemia, casi 9 puntos porcentuales (pp), aunque los países en cabeza han tenido crecimientos menores, de 3 pp en España. Los países más retrasados son Bulgaria, un 30,1% de penetración, y Croacia, 34,7%, que pierde 10 pp en estos dos años, según Eurostat.

Consolas o videojuegos. Con un uso del 20,1% de los residentes de la UE, es el segundo IoT con un mayor uso, que se eleva en España al 27,3% de las personas entre 16 y 74 años. No obstante, el interés por este tipo de ocio conectado a la web ha perdido adeptos en España, pues ha caído 3 pp, desde un 30,2% durante el año del confinamiento, al 27,3% en 2022; mientras que en el conjunto de la UE ha aumentado de 3 pp. Eso ha hecho que España perdiese el segundo puesto que ostentó en 2020, hasta un sexto lugar. Por encima, el 35,3% de los irlandeses juegan con consolas conectadas; en Malta el 34,9%, en los Países Bajos el 30,7%, en Francia el 30,6% y en Austria el 27,5%. Nuevamente, Bulgaria cierra con una penetración del 3,7%. De los seis grupos de IoT analizados por Eurostat, es el único en el que se ha reducido el uso en España, algo que ha sucedido en otros siete países.

Asistentes virtuales. La penetración de este tipo de aparatos que aportan “ayudas” mediante voz o aplicaciones es del 13,4% en la Unión Europea, 10 puntos más en España, hasta el 23,5% de la población entre 16 y 74 años. De media, en la UE ha crecido 2 pp en los dos últimos años, frente a 6,7 pp en España, que ocupa el tercer puesto, tras Irlanda, con un 38,9% (crece 21 pp) y Países Bajos, un 24,8%. Bulgaria (0,8%) y Grecia (1,1%) cierran la tabla europea.

Aparatos ligados a la gestión energética. Este tipo de sistemas conectados a Internet lo usa el 10,1% de los comunitarios, algo mayor -11,8%- en España, que ocupa el noveno puesto. Desde la pandemia ha tenido un incremento de 1,8 pp en el conjunto de la UE y el doble, 3,9 pp, en España. Este tipo de IoT está más implantado en países más fríos, con Países Bajo, que con un 65,7% de la población, está a años luz de resto. Le sigue Irlanda (21,4%), Estonia (16,1%), Suecia (15,9%), Dinamarca y Austria (14,6%), Bélgica (14,1%) y Finlandia (12,3%).

Electrodomésticos conectados. Los usan el 9,2% de los comunitarios -con un incremento desde 2020 de 4,8 pp- y el 16,3% de los residentes en España, donde la penetración crece 6,3 pp. El ranking lo abre nuevamente Malta, con un uso del 19,8% de las personas entre 16 y 74 años; sigue Dinamarca, el 19,7%; Estonia, el 18% y Eslovenia 17,5%. España cierra el top-5 en esta modalidad de IoT, la única donde Bulgaria no está en la cola. En esta ocasión es Rumanía, con un 3,8%, aunque Italia es el segundo país con un menor uso de electrodomésticos conectados, el 4,2%.

Sistemas de seguridad. Este tipo de aparatos conectados con Internet son usados por el 8,6% de los comunitarios y por el 11,5% en España. En ambos casos, el incremento ha sido el mismo, 2,6 pp, de 2020 a 2020, según el análisis de Eurostat. En estos IoT, España, aunque por encima de la media comunitaria, se coloca en el undécimo primer puesto, con Países Bajas en cabeza, pues el 22,7% de sus habitantes tienen instaladas alarmas, detectores de humo, cámaras de seguridad, cerraduras de puertas u otras soluciones de seguridad conectadas con Internet. Al margen de estos seis usos, el IoT no tiene barreras, ni siquiera planetarias.

Entre los más desconfiados

Eurostat también analiza los motivos por los que los comunitarios deciden no usar los aparatos conectados a la red y los reacios al Internet de las Cosas alegan como causa principal la falta de utilidad para ellos. Declaran no necesitarlo el 41,2% de los habitantes de la UE, un porcentaje que se reduce diez puntos, al 32,3%, en el caso de España, donde los motivos de seguridad cobran mayor peso que en otros países comunitarios. Así, el 17,9% de los españoles que carecen de IoT aducen motivos de seguridad, mientras que se reduce al 7,4% del conjunto de los comunitarios. Otras causas (se pueden apuntar varias) ligadas a la seguridad son la privacidad y robo de datos, el 19,7% en España, frente al 8,2% en la UE, y la salud, en España un 8,5% que se rebaja al 2,5% en la UE.