Los fondos soberanos están orientando cada vez más sus estrategias en China hacia sectores tecnológicos específicos, como la inteligencia artificial. Las decisiones políticas y normativas se han convertido en los principales motores de la estrategia de inversión, lo que ha llevado a los inversores soberanos a reevaluar fundamentalmente la construcción de carteras y la gestión del riesgo, según el estudio anual de Invesco Global Sovereign Asset Management.

La industria de la inteligencia artificial (IA) en China vive una expansión vertiginosa, sostenida por un fuerte respaldo estatal, un ecosistema empresarial en ebullición y una inversión creciente en infraestructura tecnológica. Según datos recientes, el mercado chino de IA alcanzó en 2024 un valor aproximado de 300.000 millones de yuanes (unos 35.000 millones de euros), con un crecimiento interanual superior al 20%. Proyecciones internacionales sitúan su tamaño en 46.000 millones de euros en 2025 y anticipan tasas de crecimiento anual que podrían superar el 30% en la próxima década.

El impulso oficial es clave en esta expansión. Desde la aprobación en 2017 del plan nacional Nueva generación de IA, el gobierno ha establecido metas ambiciosas para 2030, reforzadas con marcos regulatorios sobre ética y uso de IA generativa. Las provincias también han asumido un papel protagonista: Guangzhou, por ejemplo, prevé invertir más de 34.000 millones en 2025 como parte de su estrategia regional.

Grandes corporaciones como Baidu, Alibaba, Tencent y Huawei lideran el desarrollo de aplicaciones en movilidad autónoma, comercio electrónico, nube y ciudades inteligentes. Junto a ellas, startups como Zhipu AI y MiniMax, valoradas en miles de millones de euros, se consolidan como referentes en modelos de lenguaje, generación de contenido y robótica. En Guangzhou, el grupo de empresas emergentes conocido como los Seis Pequeños Dragones también gana visibilidad por sus innovaciones en código abierto y videojuegos.

El país invierte fuertemente en centros de datos y capacidad de cómputo, aunque enfrenta retos: hasta un 80% de las instalaciones estarían infrautilizadas. Aun así, la producción de patentes refleja la pujanza del sector: en 2024, China registró 27.000 nuevas patentes de IA, lo que supone el 61,5% del total mundial, con aplicaciones que van desde la salud hasta las finanzas.

En el plano internacional, la carrera tecnológica se ve atravesada por tensiones geopolíticas. Estados Unidos ha impuesto nuevas condiciones a la exportación de chips avanzados, y algunas startups chinas se han visto forzadas a reubicar operaciones en el extranjero. En contraste, China ha reiterado en foros como la Conferencia Mundial de IA en Shanghái su compromiso con el multilateralismo y la cooperación global.

El panorama sugiere que China seguirá escalando posiciones en la carrera por la IA, aunque deberá sortear desafíos como la sobrecapacidad tecnológica, las barreras internacionales y la necesidad de convertir su liderazgo en innovación en resultados económicos tangibles.

Por su parte, Europa también intensifica su impulso hacia la inteligencia artificial. En la cumbre AI Action Summit celebrada en febrero en París, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó InvestAI. Una iniciativa pionera que quiere movilizar 200.000 millones para el desarrollo de IA. Además, un grupo de más de 60 empresas europeas anunció su intención de invertir 150.000 millones de euros durante los próximos cinco años en empresas e infraestructuras vinculadas con la IA.