El Departamento de Acción Climática de la Generalitat ha dado el visto bueno definitivo a la construcción de dos centrales fotovoltaicas en el término municipal de Riba-roja d’Ebre. Se trata de dos proyectos hermanos, ambos impulsados por la misma empresa, Blue Viking Samara SL, con domicilio social en Alicante, que conjuntamente supondrán una transformación significativa del territorio. La decisión se ha adoptado a pesar de las fuertes alegaciones presentadas por colectivos ecologistas y vecinales durante el periodo de información pública, y en un contexto de silencio administrativo por parte de las instituciones locales.

Los dos proyectos, llamados Planta solar fotovoltaica Riba-roja y Planta solar fotovoltaica Les Planetes, son casi idénticos en magnitud. Cada uno dispondrá de una potencia de 4,95 megavatios (MW) y contará con unas 9.600 placas solares, lo cual los sitúa como instalaciones de tamaño mediano-alto dentro del panorama de las energías renovables en Cataluña. Además de las propias plantas, los proyectos incluyen la instalación de líneas de alta tensión subterráneas para la evacuación de la energía: 1.218,6 metros para la planta Riba-roja y 590 metros para Les Planetes.

El proceso no ha estado exento de controversia. Durante el trámite de información pública, el GEPEC-EdC (Grup d’Estudi i Protecció dels Ecosistemes Catalans - Ecologistes de Catalunya), junto con el grupo municipal Riba-roja Reviu, presentaron un exhaustivo conjunto de alegaciones. Sus argumentos se centraron en cuatro pilares fundamentales:

  1. Impacto ambiental: Se puso de relieve la posible afectación a la fauna autóctona, especialmente a especies de aves esteparias y a su zona de alimentación, en un entorno que aún conserva valores ecológicos relevantes. Se cuestionó si se había realizado una evaluación de impacto ambiental lo suficientemente rigurosa que considerara el efecto acumulado de las dos plantas.
  2. Impacto paisajístico: Se alertó sobre la transformación irreversible del paisaje agrario y natural de la zona, un valor intangible pero fundamental para la identidad del territorio y, también, para su potencial turístico.
  3. Cuestiones urbanísticas: Se analizaron las posibles incompatibilidades con los planes urbanísticos municipales y el suelo donde se preveía la instalación, pidiendo mayores garantías sobre su clasificación como apto para este uso.
  4. Impacto socioeconómico: Más allá de los pocos puestos de trabajo temporales que se puedan generar durante la construcción, los colectivos cuestionaron los beneficios reales para el municipio a largo plazo, así como la pérdida de posibles usos del suelo de mayor rentabilidad agraria o ganadera.

En paralelo a este debate ciudadano, se produjo una situación que los críticos califican de "vacío institucional". La Generalitat, siguiendo el procedimiento legal, solicitó los informes preceptivos al Ayuntamiento de Riba-roja d'Ebre y al Consejo Comarcal de la Ribera d'Ebre. Sin embargo, y en un hecho que ha generado perplejidad, ambas administraciones no se pronunciaron sobre los proyectos.

Este "silencio administrativo" es interpretado de maneras opuestas. Para la promotora y para la administración autonómica, la falta de un informe negativo explícito puede considerarse como una no oposición, abriendo la vía a la autorización. Para los opositores, sin embargo, esta ausencia refleja una falta de voluntad política para asumir la responsabilidad sobre un proyecto controvertido, dejando el territorio desprotegido ante decisiones externas.

Este caso en Riba-roja d’Ebre se erige en un microcosmos del debate más amplio que vive Cataluña y toda Europa: la tensión entre la necesidad urgente de descarbonizar la economía e impulsar las energías limpias, y la preservación del territorio, el paisaje y las dinámicas sociales locales. Mientras la Generalitat busca afrontar los objetivos de la transición energética, proyectos como los de Blue Viking Samara SL se multiplican. La autorización de las plantas fotovoltaicas en Riba-roja d’Ebre abre un capítulo de incertidumbres sobre el modelo de desarrollo de las comarcas del Ebro en la era de las renovables, un debate que, con toda probabilidad, está lejos de haber terminado.