Esta mañana muchos usuarios de la app y la web del Meteocat se encuentran con una imagen sorprendente: el radar muestra manchas de precipitación encima de Barcelona y parte del área metropolitana. Pero en la calle no cae ni una gota. ¿Es un error? ¿Una lluvia invisible? El Servicio Meteorológico de Catalunya sale deprisa a aclararlo: se trata de los llamados"ecos de segundo viaje", un fenómeno técnico propio del funcionamiento de los radares meteorológicos que a menudo confunde el ojo no entrenado.
⛈️ Alertas extremas en el sur de Catalunya: temporal de lluvias peligroso con riesgo de inundaciones
Llueve con fuerza en el sur, pero el radar engaña en el norte
La realidad es que la lluvia intensa se concentra hoy en el sur de Catalunya, sobre todo en las Terres de l'Ebre, donde los chubascos descargan con persistencia y obligan Protección Civil a mantener las alertas activadas. Sin embargo, las imágenes del radar dan la falsa impresión que Barcelona también está bajo la tormenta. La explicación no es meteorológica, sino técnica: tiene que ver con cómo funcionan los radares.
Llueve con fuerza en el sur de Catalunya, pero cuenta: el radar de nuestra app o web muestra precipitación a Barcelona y el entorno metropolitano. Se trata de un "eco de segundo viaje". Hace unos días ya hablamos. Más info ���� https://t.co/ZaIIvJraHX pic.twitter.com/y2u8bhHlaE
— Meteocat (@meteocat) September 29, 2025
El mecanismo del radar meteorológico
El Meteocat ya había hablado de estos ecos hace unos meses en un hilo divulgativo a las redes, donde explicaba la propagación de los pulsos y la determinación del alcance máximo del radar. Ahora, con el caso de Barcelona, recupera el tema. El objectivo es doble: evitar que la ciudadanía piense que hay un error grave y, al mismo tiempo, hacer pedagogía sobre la tecnología que hay detrás. ¿Cómo funciona? Un radar meteorológico emite pulsos de microondas mientras gira sobre su eje. Los pulsos avanzan por|para la atmósfera y, cuando chocan con gotas de lluvia, vuelven hacia la antena. El radar recoge la señal de retorno y lo transforma en un punto de color sobre el mapa: si el retorno es más intenso, significa que llueve más.
Este sistema es muy eficaz, pero no perfecto. Una vez emitido un pulso, el radar entra en modo "escucha" durante un tiempo determinado antes de lanzar el siguiente. El alcance máximo del radar corresponde a la distancia que puede recorrer este pulso mientras dura el tiempo de escucha.
Lo que pasa es que el pulso no se detiene cuando llega al límite de alcance: sigue avanzando más allá y todavía puede chocar con precipitación. Si la señal de retorno de este pulso llega tarde, el radar lo sitúa en una posición errónea, más cerca y en un lugar donde realmente no llueve.
Así es como hoy aparecen manchas sobre Barcelona que no se corresponden con la realidad. Los meteorólogos denominan este fenómeno ecos de segundo viaje (ESV).
Para el público, la lección es sencilla: si el radar muestra lluvia, pero el cielo claro está, probablemente se trata de un eco de segundo viaje. No es un error del Meteocat, sino una consecuencia del funcionamiento de la tecnología. Los meteorólogos ya saben identificar estos ecos y los tienen en cuenta cuando hacen los pronósticos.
Además, este fenómeno no es exclusivo de Catalunya: pasa en todos los radares del mundo. Conocerlo permite interpretar mejor las imágenes y no caer en la trampa de una lectura literal.
Barcelona: bajo una lluvia fantasma
El caso de hoy es un ejemplo perfecto. Las pantallas muestran la ciudad cubierta por manchas de lluvia, pero las calles permanecen secas. Al mismo tiempo, en el sur del país la lluvia cae con fuerza y genera problemas reales de movilidad. El contraste evidencia hasta qué punto hay que entender las limitaciones de los radares para no confundir la realidad con la representación.
El Meteocat aprovecha el episodio para reforzar su tarea pedagógica. A través de las redes explica qué son los ecos de segundo viaje y recuerda que, a pesar de su precisión, los radares no son infalibles. Hacer transparente este tipo de fenómenos técnicos ayuda a reforzar la confianza en el servicio meteorológico y a hacer que la ciudadanía entienda mejor aquello que voz en las pantallas.